El 5 de junio de 1977, la incipiente empresa Apple de Cupertino (California) sacó al mercado un ordenador personal. El ya mítico Apple II no fue el primer producto de la firma fundada por Steve Jobs y Steve Wozniak, ni el primer ordenador personal. Y, por supuesto, no había multitudes amontonadas a las puertas de sus establecimientos esperando para comprarlo. Pero con el tiempo se convertiría en «uno de los productos más exitosos de todos los tiempos», en palabras de Wozniak. Pero, sobre todo, fue el primer gran paso en un camino que llevó a construir una de las marcas más reconocibles del mundo.
En los años 70, Silicon Valley era un vibrante núcleo de innovación que proporcionaba componentes a una poderosa industria informática controlada por grandes corporaciones e instituciones. En aquella época, los ordenadores eran todavía máquinas grandes y caras. Fuera del ámbito corporativo, sólo un puñado de entusiastas tenía los conocimientos necesarios para manejar estas tecnologías y saber qué hacer con ellas.
De acuerdo con lo que afirma el historiador informático David Greelish, autor de Classic Computing: The Complete Historically Brewed, explicó a OpenMind, «la revolución de los microordenadores surgió independientemente de la industria informática». Fueron los aficionados los que empezaron a construir los primeros ordenadores personales utilizando piezas como los primeros chips fabricados por Intel. En 1975 salió al mercado el primer ordenador que alcanzó el éxito comercial, el Altair 8800, que se podía comprar ya montado. Sin embargo, lo habitual era que estos aficionados al bricolaje compraran kits para montarlo. «Sólo interesaba a los aficionados a la electrónica porque era difícil de usar», explica a OpenMind Michael R. Williams, profesor emérito de la Universidad de Calgary (Canadá) y autor de A History of Computing Technology.
El origen del logotipo de Apple
Este fue también el caso del Apple I, el primer kit fabricado por dos antiguos amigos del instituto que se habían reunido en el Homebrew Computer Club, un lugar de encuentro de aficionados a la electrónica en Silicon Valley. Poco después, Wozniak y Jobs crearon Apple Computer. El nombre y el logotipo, el de la manzana, se inspiraron en la experiencia previa de Jobs trabajando en una granja de manzanas y en el sello discográfico Apple, que publicaba los discos de los Beatles. Según el historiador informático de Apple Corey Cohen, no tiene fundamento la idea de que el nombre se inspirara en el supuesto suicidio del pionero de la informática Alan Turing con una manzana envenenada.
El primer ordenador de Apple era sólo una placa base diseñada por Wozniak. Si el usuario quería una carcasa, tenía que fabricarla él mismo. Mientras Wozniak era el ingeniero de la pareja, Jobs veía el futuro de los ordenadores en hacer máquinas para los consumidores, ya montadas, fáciles de usar y con un diseño atractivo. «Una de las cosas que Steve Jobs aportó al mercado fue la idea de un ordenador como parte de tu vida, y esto se puede ver en su primera publicidad», dice Cohen a OpenMind.
Así nació el Apple II. En su interior, Wozniak dispuso un microprocesador de 8 bits, con una memoria RAM básica de 4 kB y una interfaz de audiocassette para descargar programas y almacenar datos. Jobs lo cubrió con una atractiva carcasa de plástico que para la época fue una revolución. Y sobre todo, el teclado y la conexión a un monitor de vídeo definieron un concepto que se ha mantenido como estándar hasta hoy. Todo ello se ofrecía por un precio de venta al público que partía de los 1.298 dólares, una cantidad importante para la época.
El Apple II no estaba solo en el mercado. Competidores como el Commodore PET 2001 y el Tandy TRS-80 fueron lanzados al mismo tiempo. Las tres máquinas tenían en común «su enfoque de los ordenadores como aparatos», resume Cohen. «No había una expectativa ni se requerían conocimientos informáticos para empezar a usar uno». Sin embargo, el Apple II tenía algo más: una conexión de vídeo en color, una característica que Jobs y Wozniak enfatizaron rediseñando el logo de Apple con rayas de color.
El Apple II no triunfó inmediatamente
Sin embargo, el Apple II no triunfó inmediatamente: «Inicialmente el Apple II no fue un gran vendedor», dice Cohen. Según este experto, hubo dos nuevos avances que impulsaron posteriormente su popularidad. El primero fue el Disk II, una disquetera barata y fiable diseñada por Wozniak y lanzada en 1978 para sustituir a la interfaz de casete.
A su vez, esta innovación permitió la introducción al año siguiente de una versión para Apple de VisiCalc, hoy considerada la primera killer app, término utilizado para designar a los programas que inducen a los usuarios a comprar el hardware necesario para utilizarlos. Desarrollado por VisiCorp, una empresa editora de software, VisiCalc fue «la primera hoja de cálculo real en un ordenador pequeño, que por entonces sólo estaba disponible en el Apple II con unidad de disco», dice Cohen. «Con VisiCalc, las pequeñas y medianas empresas pudieron justificar la compra de un ordenador y las ventas de Apple se dispararon». Los ordenadores de Apple empezaron entonces a extenderse a las escuelas y los hogares. Para Williams, de no haber existido VisiCalc, «el Apple II probablemente habría seguido el camino de los demás hacia el olvido»
El Apple II marcó el inicio del ascenso de Apple, pero pronto se enfrentó a un serio competidor. Según Williams, cuando IBM descubrió que todos sus clientes corporativos querían VisiCalc, el gigante informático se apresuró a lanzar su propio ordenador personal, el primer PC, en 1981. Apple respondería a su vez en 1984 con el primer Macintosh, que popularizó el ratón y la interfaz gráfica de usuario. El Macintosh conviviría con el Apple II durante una década, pero no sin tensiones. «Apple tuvo internamente un problema a finales de los 80 en el que la gente de Apple II y la de Macintosh casi se enfrentaban», dice Cohen. Finalmente, la serie Apple II dejó de producirse en 1993, poniendo fin a una línea de enorme éxito, pero no a un estilo y una marca que para muchos de sus seguidores siguen siendo casi objetos de culto.
Javier Yanes para Ventana al Conocimiento
@yanes68