Boris Yeltsin dimite del Partido Comunista

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Sólo dos días después de que Mijaíl Gorbachov fuera reelegido jefe del Partido Comunista Soviético, Boris Yeltsin, presidente de la República de Rusia, anuncia su dimisión del Partido. La acción de Yeltsin fue un duro golpe para los esfuerzos de Gorbachov por mantener unida a la Unión Soviética en dificultades.

En julio de 1990, los líderes del Partido Comunista Soviético se reunieron en un congreso para debatir y celebrar elecciones. Gorbachov, que había subido al poder en la Unión Soviética en 1985, fue objeto de duros ataques por parte de los partidarios de la línea dura del Partido Comunista. Creían que sus reformas políticas y económicas estaban destruyendo el control del Partido sobre la nación.

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Gorbachov respondió a sus críticos durante un discurso en el que defendió sus reformas y atacó a los detractores como reliquias retrógradas del oscuro pasado de la Unión Soviética. Fue recompensado con un voto abrumador a favor de su reelección como jefe del Partido Comunista. Sin embargo, sólo dos días después de esa votación, Yeltsin rompió la ilusión de que la victoria de Gorbachov significaba el fin de las luchas políticas internas en la Unión Soviética. Yeltsin había sido un crítico constante de Gorbachov, pero sus críticas se derivaban de la creencia de que Gorbachov estaba avanzando demasiado lentamente en la democratización del sistema político soviético. El dramático anuncio de Yeltsin de su dimisión del Partido Comunista fue una clara indicación de que exigía un sistema político multipartidista en la Unión Soviética. Se consideró una bofetada a Gorbachov y a su política.

Durante el siguiente año y medio, el poder de Gorbachov fue decayendo gradualmente, mientras la estrella de Yeltsin ascendía. En diciembre de 1991, Gorbachov dimitió como presidente de la Unión Soviética y ésta se disolvió oficialmente. Yeltsin, sin embargo, conservó su posición de poder como presidente de Rusia. A su manera, ambos hombres habían supervisado la disolución de la Unión Soviética y el fin de la Guerra Fría.

Yeltsin siguió siendo presidente de Rusia hasta el 31 de diciembre de 1999, cuando dimitió. A pesar de sus intentos de reforma económica, durante su mandato la economía del país se tambaleó gravemente, incluyendo un colapso casi total de su moneda. Su administración también estuvo marcada por la corrupción desenfrenada, la invasión de Chechenia y una serie de extraños incidentes en los que se vio envuelto Yeltsin, supuestamente a causa de su alcoholismo. Los opositores de Yeltsin intentaron destituirlo en dos ocasiones. Con su dimisión, el Primer Ministro Vladimir Putin se convirtió en presidente en funciones hasta que se celebraran nuevas elecciones. El 26 de marzo de 2000, Putin se convirtió en el nuevo presidente de Rusia.

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