Puede ser difícil distinguir entre afecciones con nombres que suenan similares, sobre todo cuando son concurrentes o tienen síntomas muy relacionados. Este suele ser el caso de la afasia, la disfasia y la disartria, trastornos que afectan al uso del habla y del lenguaje.
Lo que los diferencia es la naturaleza y la cantidad de alteraciones de las capacidades comunicativas. En la afasia y la disfasia, el cerebro puede haber sufrido algún tipo de traumatismo, debido a una lesión en la cabeza o a un derrame cerebral, y como resultado, hay problemas en el uso del lenguaje. Las alteraciones pueden estar en el lado productivo (habla/escritura) o afectar principalmente a las capacidades receptivas (comprensión).
Por otro lado, la disartria es una alteración de los músculos que se utilizan para producir el habla. No afecta a la comprensión del significado de las palabras ni a la capacidad del individuo para manipular la sintaxis (gramática).
Es importante tener en cuenta que la afasia y la disfasia describen diferentes grados de gravedad de la misma condición. El afijo inglés dys- significa una habilidad parcialmente carente mientras que el a- es una ausencia completa de esa habilidad. No obstante, los dos términos suelen utilizarse indistintamente.
La afasia se utiliza mucho en Norteamérica, mientras que la disfasia es más común en Europa, incluida Gran Bretaña. La afasia expresiva describe las dificultades con el habla, mientras que la afasia receptiva se refiere a las dificultades relacionadas con la comprensión. Para complicar aún más las cosas, ¡es posible que una persona tenga afasia/disfasia y disartria!
Afasia y disfasia
Las personas que tienen afasia y disfasia pueden presentar una serie de síntomas relacionados con el lenguaje y no hay dos casos exactamente iguales. A veces es imposible entender qué palabras está utilizando la persona porque los sonidos no son correctos o se pronuncian en el orden equivocado.
La comprensión del discurso afásico también puede ser difícil debido a la elección o disposición incorrecta de las palabras. Los síntomas pueden limitarse al habla o extenderse a la lectura y la escritura. La alteración puede ser sutil y dar lugar a que ocasionalmente no se pueda encontrar la palabra correcta o puede ser grave e inhibir incluso el nombramiento de objetos sencillos.
La afasia tras un accidente cerebrovascular se ha descrito como un archivador que se ha caído. Las palabras están ahí en el desorden, pero puede ser difícil encontrarlas.
Sin embargo, aunque la alteración general del lenguaje es el sello de esta enfermedad, los trozos aprendidos de lenguaje formulista pueden no verse afectados. Esto podría deberse a la naturaleza automática con la que utilizamos el lenguaje de fórmulas. Los investigadores se interesan por el estudio de la afasia y la disfasia porque estas afecciones pueden aportarnos más información sobre cómo el cerebro procesa, almacena y activa el lenguaje. Por ejemplo, estudios anteriores han analizado cómo los afásicos manipulan diferentes categorías de palabras, incluidos los sustantivos abstractos, los sustantivos concretos y los verbos.
Es importante tener en cuenta que la inteligencia no suele verse afectada por la afasia y la disfasia, pero que el impacto en la vida de una persona puede seguir siendo bastante grave. Decir la hora y usar el dinero se convierten en actividades difíciles y las personas pueden frustrarse rápidamente cuando los demás encuentran su lenguaje ininteligible o sin sentido. Esto se debe a que las personas con afasia y disfasia no siempre se dan cuenta de que hay un problema con su uso del lenguaje, especialmente si tienen afasia expresiva y receptiva.
Es interesante observar que mientras una persona puede tener dificultades con el habla, puede tener la capacidad de cantar una canción entera sin dificultad, ya que la música se almacena en una parte diferente del cerebro que la que ha sido dañada.
Disartria
La disartria afecta a los músculos utilizados para producir el habla y puede causar un habla lenta o arrastrada que es difícil de entender. Se diferencia de la afasia y la disfasia en que esta alteración del habla no es resultado de la selección o el procesamiento del lenguaje, sino de la articulación y la pronunciación.
Algunas personas con disartria tienen dificultades para mantener el tono o el volumen correctos al hablar. Puede parecer que murmuran o que se esfuerzan por pronunciar las palabras. La disartria puede ser temporal o producirse desde el nacimiento. Además, se observan muchos casos en personas mayores.
El grado de disartria varía según el individuo, la localización de la alteración y la causa subyacente. Los trastornos neurológicos, como la esclerosis múltiple y la enfermedad de Parkinson, los tumores cerebrales y los medicamentos pueden causar disartria. También puede ser el resultado de músculos faciales débiles o paralizados.
Hay muchas partes del cuerpo implicadas en la producción del habla, desde las cuerdas vocales y los pulmones hasta el paladar, la lengua, los dientes y los labios. La disartria puede ser el resultado de un daño en un área localizada o ser más general.
Terapia del lenguaje y recuperación del ictus
Las dificultades del lenguaje pueden crear estrés, depresión y soledad en las personas afectadas. Dependiendo de la causa de la afasia, la disfasia o la disartria, la terapia del habla y el lenguaje a veces puede ayudar. Por ejemplo, las personas con disartria pueden beneficiarse del reentrenamiento de los músculos necesarios para facilitar la producción del habla.
Los ejercicios suelen ser desarrollados por un especialista y pueden practicarse en sesiones regulares o en casa. Pueden centrarse en mejorar la capacidad del individuo para articular ciertos fonemas y producir un habla fluida o concentrarse en encontrar formas alternativas para que se comuniquen.
Para el gran número de supervivientes de accidentes cerebrovasculares que luchan contra la afasia, la disfasia y la disartria, encontrar el tratamiento adecuado puede suponer una gran diferencia en la calidad de vida. El tratamiento puede implicar un enfoque multisensorial, que aúne la vista, el oído y el tacto para reforzar las capacidades lingüísticas. Aprenda más sobre la comunicación con las personas que han sufrido un ictus y revise nuestra lista de actividades de recuperación del ictus que se pueden realizar en casa.
Leer y deletrear con el tacto
Leer y deletrear con el tacto es un programa multisensorial de mecanografía con el tacto que se ha utilizado para mejorar las capacidades lingüísticas de las personas que luchan contra la afasia y la disfasia, incluso cuando las condiciones están presentes como resultado de un ictus. El curso adopta un enfoque basado en la fonética para reforzar las habilidades lingüísticas a través de la mecanografía táctil.
Más información
Las personas oyen un sonido, ven una letra en la pantalla y escriben las teclas correspondientes. Pronto ven, oyen y teclean palabras completas. Se puede ayudar a esto diciendo la palabra o el sonido en voz alta. Se pueden practicar los fonemas individuales hasta que los usuarios estén preparados para escribir palabras y frases. El aprendizaje de la habilidad de teclear al tacto también puede proporcionar una forma alternativa de comunicación adecuada cuando no se puedan recuperar las habilidades del habla.