Se suele decir que aproximadamente la mitad de las misiones a Marte han fracasado. Pero conseguir una cifra más precisa de disparos a Marte exitosos y fallidos es más complicado de lo que parece.
Si todo se redujera a matemáticas básicas, calcular los porcentajes de misiones a Marte exitosas y fallidas sería sencillo.
Pero se complica por cómo definimos el éxito y el fracaso.
Por ejemplo, hace unos años nos enteramos de que la sonda británica Beagle 2, que no pudo llamar a casa tras atravesar la atmósfera marciana el 25 de diciembre de 2003, había llegado intacta a la superficie.
Las imágenes de la sonda Mars Reconnaissance Orbiter de la Nasa sugieren que uno de los cuatro «pétalos» de la nave, en el que estaban montados los paneles solares, no se abrió. Esto impidió el despliegue de su antena – y la posibilidad de comunicación con la Tierra.
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