A pesar de haber nacido en un país que pronto estaría bajo el control del comunismo de Fidel Castro y de haber elegido una carrera musical en una industria dominada principalmente por hombres, Celia Cruz nació, sin duda, para brillar como la Guarachera de Cuba y la artista latina más popular del siglo XX. A 15 años de su fallecimiento, recordamos a la reina de la música latina.
La voz de una nana
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Celia era una de las hijas mayores entre otros tres hermanos y múltiples primos. Como tal, a menudo le tocaba ayudar a dormir a los más pequeños. Ella optaba por mejorar la tarea cantando nanas a los más pequeños.
Un nombre poderoso
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Incluso antes de pisar un escenario, la cantante de «¡azucar!» recibió un nombre poderoso: Úrsula Hilaria de la Caridad Cruz Alonso, que hablaba claramente de su educación católica.
Un ceviche de sonidos
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En contra de la oposición de su padre y de su educación religiosa, Celia desarrolló una fascinación por la santería cubana, sus sonidos y la historia que la rodeaba. La música del primer sonero mayor, líder de la música de son, Abelardo Barroso y el destacado intérprete de tres, Arsenio Rodríguez, influyeron en la carrera musical de Celia, junto con los sonidos de Merceditas Valdés, una cantante de santería y las palabras de las canciones yoruba.
Abandono escolar
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Simón Cruz, el Padre de Celia, la animó a asistir a la escuela con la esperanza de que se convirtiera en maestra. Comenzó a asistir a la Escuela Normal para maestros, sin embargo, en contra del consejo general que la mayoría de los jóvenes reciben de sus profesores, el profesor del conservatorio de Celia se fijó en su voz y le dijo que abandonara la carrera y se centrara en la suya, que ya empezaba a brillar en la radio a finales de los años 40.
Una estampa única
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Celia navegó por diferentes corrientes musicales: rumba, mambo, guaracha, bolero, chachachá, salsa y son cubano. Su estilo era muy característico, además de incorporar la música religiosa africana, la santería, se empeñaba en utilizar los pregones, los lamentos de los vendedores ambulantes en Cuba.
Niña cantora
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Cuando crecía, la tía de Celia la llevaba a ella y a sus hermanas a cantar a los Cabarets para conseguir monedas. En las emisoras de radio La Guarachera de Cuba cantaba «nostalgias» de tango (canciones de amor no correspondido) durante las emisiones de la Hora del Té. A menudo ganaba el primer lugar.
Ha nacido una estrella
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Celia se ganó inicialmente el reconocimiento musical como vocalista de la Sonora Matancera, banda de la que formó parte durante 15 años. Consiguió el puesto a los 25 años, después de que Myrta Silva, la vocalista original de la banda, regresara a su Puerto Rico natal. Pronto el propio nombre de Celia eclipsó el de la banda.
Multitalento
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Durante sus 15 años con la Sonora Celia también apareció en algunas películas mexicanas como Rincón Criollo (1950), Una Gallega en la Habana (1955) y Amorcito Corazón (1961). Años más tarde, en 1976, participó en el documental Salsa, sobre la cultura latina, junto a otras estrellas de la música como Dolores del Río y Willie Colón.
Adiós Cuba
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A principios de los años 60, mientras estaba de gira con la Sonora en México, Fidel Castro y su régimen llegaron al poder, convirtiendo a Cuba en un país comunista. Todos los miembros de la banda, excepto uno, se negaron a volver a Cuba en esas condiciones políticas, lo que llevó a Castro a dictar una prohibición de por vida. En 162, después de que la madre de Celia falleciera de Cáncer, intentó regresar pero no se le concedió el permiso del gobierno.
Ritmo de amor
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La Sonora Matancera no sólo fue la plataforma musical que catapultó la carrera profesional de Celia, también fue donde encontró a su verdadero amor, Pedro Knight. El trompetista cortejó a Celia, sin suerte, desde que entró en la Sonora. Celia tenía miedo de involucrarse sentimentalmente con Knight, que era un jugador muy conocido y tenía cuatro hijos en ese momento. Finalmente se enamoró de él y se casaron en 1962. Knight renunció a su propia carrera musical para convertirse en el representante de Celia. Celia solía decir «Pedro es mi 50%. Yo soy la que canta, pero él se encarga de todo lo demás»
Tan cubano como ¡Azúcar!
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Durante una entrevista con Billboard, Celia explicó cómo surgió su famoso ¡Azúcar! Estaba cenando en un restaurante de Miami, y cuando el camarero me ofreció el café, me preguntó si lo tomaba con o sin azúcar. Le dije: ‘Chico, tú eres cubano. ¿Cómo puedes preguntar eso? Con azúcar’. Y esa noche, durante mi espectáculo… conté la historia al público y se rieron. Y un día, en lugar de contar la historia, simplemente bajé las escaleras y grité ¡Azúcar!
La estrella más brillante
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En 1974 Celia Cruz se unió a Las Estrellas de la Fania, Fania All Stars, un grupo formado por salseros de todas las orquestas firmadas por el Sello Fania. Con la Fania, Cruz tuvo la oportunidad de actuar y Inglaterra, Francia y hacer una gira por América Latina. Su single «Quimbará» se consolidó como una de sus canciones estrella.
Icono de la moda
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Celia era muchas cosas, la timidez no era una de ellas. La cantante disfrutaba de la atención y su vestuario lo hacía evidente. Se convirtió en un icono de la moda por sus trajes y pelucas atrevidas y salvajes.
Premios al talento
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Durante su vida Celia ganó 5 premios Grammy. En 1994 el presidente Bill Clinton la premió con la Medalla Nacional de las Artes en 1994. Tras su muerte, su álbum Regalo del Alma, ganó el premio al Mejor Álbum de Salsa. También fue galardonada con el Grammy Lifetime Achievement Award como reconocimiento a su carrera artística en 2016.
Celia Reinventada
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Celia tenía una forma de incorporar diferentes ritmos en su composición musical y actuaciones. En los años 80 y 90 actuó y colaboró en canciones con Wyclef Jean, Dionne Warwick, Patti Labelle y David Byrne.
La música por encima de todo
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La reina de la salsa grabó hasta bien entrados los setenta años. En una entrevista con Mario Tarradell en 2002 declaró: «Mi vida es cantar. No pienso retirarme. Pienso morir en un escenario. Me puede doler la cabeza, pero cuando llega el momento de cantar y me subo a ese escenario, ya no hay dolor de cabeza». En 2003 Celia grabó Regalo del Alma, cuando ya padecía cáncer.
Apoyando a los jóvenes talentos
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Inspirada en la resistencia a la que se enfrentó la joven Celia cuando decidió emprender una carrera musical, a principios de la década de 2000 se creó la Fundación Celia Cruz con el fin de apoyar a estudiantes de bajos recursos que quisieran estudiar música.
Un último regalo
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Regalo del Alma, el último disco que Celia grabó mientras luchaba contra el cáncer, se publicó en 2004. Fue el septuagésimo álbum de la artista, y contó con el exitoso sencillo «Ríe y Llora», una canción que hablaba del viaje de la vida.