Puede que haya sido el punto más bajo de su vida, como dijo a People en 1984, pero el escándalo que llevó a Vanessa Williams a renunciar a su puesto como Miss América también la preparó para uno de los mayores regresos de la historia del entretenimiento.
El 23 de julio de 1984, Williams, que entonces tenía 21 años, renunció a su corona -convirtiéndose en la primera Miss América de raza negra y en la primera en renunciar al título- después de que Penthouse anunciara que publicaría las fotos subidas de tono para las que había posado dos años antes mientras trabajaba como ayudante de fotógrafo. El fotógrafo le había asegurado en aquel momento, según contó ella a People, que las fotos eran meras siluetas, en las que ella no sería identificable y que nunca saldrían del estudio.
Pero salieron del estudio, en parte porque ella era identificable: las fotos de Miss América en posiciones comprometidas, algunas de ellas con otra mujer desnuda, valían su peso en oro. TIME informó de que el fotógrafo cobró más de lo que Penthouse había pagado nunca por un reportaje fotográfico.
Los organizadores del certamen quedaron horrorizados por las imágenes, que aparecieron en el número de Penthouse de septiembre de 1984 con el titular «Miss América: Oh, Dios, ¡está desnuda!». El editor de la revista no tuvo reparos en publicarlas a pesar de las objeciones de Williams. Playboy, por su parte, adoptó la postura moral: le habían ofrecido las fotos primero, pero las rechazó en parte por deferencia a Williams -y en parte porque, según TIME, «no utiliza lo que el portavoz Dave Salyers llama material lésbico».»
Hugh Hefner hizo hincapié en la primera razón para explicar la moderación de Playboy, calificando la publicación de las fotos de Williams desnuda de «inmoral» e «inapropiada»
«La única víctima en todo esto fue la propia joven, a la que se le arrebató su derecho a tomar esta decisión», dijo TIME citando a Hefner. «Si ella quería hacer este tipo de declaración, eso sería asunto suyo, pero la declaración no fue hecha por ella»
La declaración que Williams hizo finalmente fue que ella era más que un despliegue de fotos subidas de tono – y más que Miss América. El título nunca había sido un sueño para ella, como atestiguó TIME justo después de ganar el concurso. Estudió teatro musical en la Universidad de Siracusa y entró en el circuito de concursos por razones prácticas. «Quería el dinero de la beca (25.000 dólares)», explicó TIME, «y quería la exposición. Quiere ser una estrella».
Aunque la exposición que obtuvo no fue del tipo que ella quería, se convirtió en una estrella en sus propios términos, como cantante nominada al Grammy y actriz con papeles destacados en Ugly Betty y Desperate Housewives, entre otros. Aunque en un principio presentó una demanda contra Penthouse y el fotógrafo que la había quemado, pronto la abandonó y siguió adelante con sus ambiciones profesionales, con la esperanza, según ella, de hacerse un nombre sin arrastrar el escándalo a su paso. Supuso que el karma continuaría donde la acción legal lo había dejado.
«Sólo quería seguir con mi vida», dijo a People en 1989. «Tanta gente se ha quemado por esas personas que creo que al final lo conseguirán y tendrán una muerte lenta y dolorosa».
Lee más de 1984, aquí en los archivos de TIME: Ahí va, Miss América
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