Cuando Larry Page y Sergey Brin fundaron Google en 1998, le dieron una declaración de misión directa: «organizar la información del mundo y hacerla universalmente accesible y útil».
Es crucial, dice Laszlo Bock, vicepresidente sénior de operaciones de personal de Google, en su nuevo libro «Work Rules!», que la empresa nunca pueda cumplir realmente esta misión, «ya que siempre habrá más información que organizar y más formas de hacerla útil».
Bock compara la declaración de misión de Google con las de otras empresas. No las critica, pero señala lo diferentes que son de la de Google.
Por ejemplo, toma estos pasajes de muestra:
- IBM: «Traducimos estas tecnologías avanzadas en valor para nuestros clientes»
- McDonald’s: «Nos comprometemos a mejorar continuamente nuestras operaciones y a mejorar la experiencia de nuestros clientes.»
- Procter & Gamble: «Los consumidores nos recompensarán con el liderazgo en ventas, beneficios y creación de valor»
Bock escribe que en la misión de Google no se mencionan los beneficios, el mercado, los clientes, los accionistas ni los usuarios, y no se explica. Es, como él dice, «un objetivo moral más que empresarial», y uno que es siempre algo que perseguir.
«Esto crea motivación para innovar constantemente y empujar hacia nuevas áreas», escribe. «Una misión que consiste en ser ‘líder del mercado’, una vez cumplida, ofrece poca inspiración más. El amplio alcance de nuestra misión permite a Google avanzar guiándose por una brújula en lugar de por un velocímetro».
Para Bock, una declaración de misión debe capturar la esencia de la cultura corporativa que sus líderes están tratando de crear.
Cuando Google se transformó de una startup tecnológica a una empresa internacional monolítica, dice Bock, su misión «proporcionó una piedra de toque para mantener la cultura fuerte».