Si bien es mejor no tomar pastillas para dormir recetadas regularmente cuando se está embarazada (especialmente en el primer y tercer trimestre), el uso ocasional de algunos medicamentos para dormir se considera seguro. Este es el asunto.
Los antihistamínicos de venta libre difenhidramina y doxilamina son seguros en las dosis recomendadas durante el embarazo, incluso durante períodos prolongados. (Estos son los ingredientes que se encuentran en Benadryl, Diclegis, Sominex y Unisom, por ejemplo.)
La única advertencia es: Si toma difenhidramina, no la tome con Restoril (temazepam). La combinación de estos fármacos se ha relacionado con el nacimiento de bebés muertos, por lo que deberá esperar a que el primer fármaco esté fuera de su sistema antes de tomar el otro. Consulte a su médico o farmacéutico para saber cuánto tiempo le llevará esto.
Si sufre de insomnio grave o ansiedad, su proveedor de atención médica puede recomendarle que tome un medicamento para dormir con receta. Si está considerando tomar uno, usted y su médico tendrán que sopesar los riesgos y beneficios y determinar exactamente con qué frecuencia es seguro que lo tome. Esto es lo que sabemos.
Un análisis de investigación de 2015 sugirió que dos tipos de pastillas para dormir -benzodiazepinas y no benzodiazepinas- podrían aumentar el riesgo de parto prematuro, bajo peso al nacer, bebés pequeños para la edad gestacional y parto por cesárea. Los estudios también han planteado la posibilidad de que el uso de estos medicamentos durante el embarazo pueda causar problemas respiratorios en los recién nacidos.
Las benzodiacepinas utilizadas para dormir son Restoril (temazepam), ProSom (estazolam), Dalmane (flurazepam), Doral (quazepam) y Halcion (triazolam). Entre las no benzodiacepinas se encuentran Ambien (zolpidem), Imovane (zopiclona), Lunesta (eszopiclona) y Sonata (zaleplon).
También hay tres barbitúricos que se utilizan como somníferos: amobarbital, pentobarbital y secobarbital. Aunque los datos son limitados, se han notificado defectos de nacimiento con amobarbital cuando se tomó en el primer trimestre. Además, el uso de cualquier barbitúrico cerca del parto puede provocar una sedación en el recién nacido que puede durar varios días.
Otros somníferos de prescripción incluyen Chloralum (hidrato de cloral), Amidate (etomidate), Rozerem (ramelteon), Belsomra (suvorexant) y Hetlioz (tasimelteon). Se desconoce el riesgo de estos fármacos en el embarazo, pero podría ser similar a los observados con las benzodiacepinas, las no benzodiacepinas y los barbitúricos comentados anteriormente.
Evite tomar somníferos de prescripción durante el final del embarazo. Se han registrado casos de problemas respiratorios y de tono muscular en bebés expuestos a estos medicamentos en ese momento.
Por último, tenga en cuenta que tomar más de la dosis recomendada de cualquier medicamento para dormir puede perjudicarle a usted y a su bebé en desarrollo. Por ejemplo, altas dosis de difenhidramina han provocado contracciones uterinas que pueden conducir a la rotura del útero o al desprendimiento de la placenta.
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