- Más del 90% de los adultos se hurgan la nariz, y mucha gente acaba comiéndose esos mocos.
- Pero resulta que merendar mocos es una mala idea.
- Los mocos atrapan a los virus y bacterias invasores antes de que puedan entrar en tu cuerpo, por lo que comer mocos podría exponer tu sistema a estos patógenos.
A continuación, una transcripción del vídeo.
Las probabilidades son que estás rodeado de personas que se hurgan la nariz. Es cierto.
En un estudio, el 91% de los adultos admitió hurgarse la nariz regularmente. Así que lo más probable es que tú mismo hayas extraído algunas jugosas pepitas de nariz.
Pero quizá no te hayas detenido ahí. Tal vez también te comiste esos mocos.
Y resulta que ese viscoso tentempié podría perjudicar algo más que tu posición social.
Examinemos más de cerca ese moco. Está formado principalmente por agua, proteínas gelatinosas que le dan esa consistencia pegajosa y proteínas inmunitarias especiales que combaten los gérmenes. Esas proteínas inmunitarias son especialmente útiles porque los mocos están repletos de virus dañinos, como el de la gripe.
De eso se trata, en realidad. Los mocos sirven como defensa de primera línea de tu cuerpo contra los gérmenes invasores. Cuando respiras, no sólo estás inhalando aire. También estás tomando bacterias, virus y suciedad. Estos quedan atrapados por una capa de mocos pegajosos que recubre tus fosas nasales. Es como el papel de las moscas para la gripe. Y mientras sigues respirando, el aire endurece la mucosidad hasta convertirla en un moco sólido, una celda pegajosa para tus enemigos atrapados. Ahora bien, normalmente puedes deshacerte de esa bola plagada de bacterias cuando estornudas o te suenas la nariz.
Pero si en lugar de eso decides comértelo, es lógico que te pongas en riesgo de infección. Porque a medida que tu cuerpo digiere el moco, puede liberar esos patógenos dañinos en tu sistema.
Ahora, algunas personas afirman que comer tus mocos puede fortalecer tu sistema inmunológico. Al entrenar a tu cuerpo para reconocer y atacar a los microbios invasores. Pero, siento decirlo, no hay ninguna evidencia científica que respalde ningún beneficio para la salud por comerte los mocos.
Y además, tanto si te comes los mocos como si no, el simple hecho de cogerlos puede ser peligroso. Por ejemplo, rascarse el interior de la nariz abre la puerta a una desagradable bacteria que se esconde bajo las uñas, el Staphylococcus aureus.
Un estudio de 2006 descubrió que los que se hurgan la nariz eran más propensos a tener estafilococos en la nariz que los que se abstienen. Y eso es un gran problema, ya que el estafilococo puede causar graves abscesos o bolsas llenas de pus dentro de la nariz y en la cara. Y lo que es peor, si sigues hurgando podrías llegar a perforar el tabique.
En un caso, una mujer de 53 años consiguió hacerse un agujero a través de su seno. Y si ese seno se infecta lo suficiente, puede erosionar tu cráneo, dejando una puerta abierta para que las bacterias marchen directamente a tu cerebro.
Para ser justos, estos son escenarios extremos. Una vez probablemente no te hará daño. La próxima vez que sientas la necesidad de buscar oro verde, simplemente coge un pañuelo de papel.