Hernia inguinal congénita

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Durante la cirugía de una hernia inguinal, es importante comprobar la presencia de una hernia en el lado opuesto, especialmente si el niño tiene menos de cinco años o tiene múltiples problemas médicos, una cardiopatía congénita o una derivación ventriculoperitoneal (un tubo de plástico que drena líquido de alrededor del cerebro a la cavidad abdominal). La forma más sencilla de comprobar si hay una hernia en el lado opuesto es colocar un tubo o puerto de plástico en el saco de la hernia e inflar la cavidad abdominal con dióxido de carbono. A continuación, se introduce una cámara larga y delgada (laparoscopio) a través del puerto y en la cavidad abdominal para visualizar si hay o no una hernia en el lado opuesto. Si se encuentra una hernia inguinal en el lado opuesto, debe repararse bajo la misma anestesia. Esto evita la necesidad de otra operación en el futuro.

A veces, los bebés prematuros (nacidos con menos de 38 semanas) que se someten a una reparación de hernia inguinal deben ser observados durante la noche para detectar problemas respiratorios. Se cree que los problemas respiratorios postoperatorios en los bebés prematuros son el resultado de una combinación de mecanismos de control respiratorio inmaduros, efectos residuales de los fármacos anestésicos y fatiga muscular ventilatoria. Este tipo de problemas respiratorios pueden aparecer de forma inesperada varias horas después de la realización de una intervención quirúrgica con anestesia general o raquídea. Por esta razón, estos bebés son monitorizados durante la noche después de su cirugía.

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