Historia

Hoy

El inicio del siglo XX estuvo marcado por la Primera Guerra Mundial, y Versalles también sufrió durante este conflicto que obligó a cerrar el Palacio y a proteger sus obras. Pero, al igual que París, Versalles no fue invadido y, en general, la vida continuó. Aunque a un ritmo más lento, las colecciones del museo crecieron y los visitantes llegaron, aunque menos que antes. El Palacio pasó los años de guerra movilizando el apoyo al esfuerzo nacional y asistiendo a los heridos y a las familias de los soldados en la medida de lo posible. Cuando fue elegido para la firma del tratado de paz en 1919, Versalles volvió a ser el centro de la atención mundial. Recordando la humillación de 1871, los aliados hicieron firmar a los alemanes en el mismo lugar donde se había declarado el Imperio Alemán… A pesar de este resurgimiento de la atención, el Palacio sufrió una falta de mantenimiento durante varios años, debido a una agobiante escasez de dinero para renovarlo, y empezó a mostrar su edad. La salvación llegó del otro lado del Atlántico en la persona del multimillonario John D. Rockefeller, que hizo dos enormes donaciones al Palacio para su restauración. Recordando la participación de Francia en la Guerra de la Independencia estadounidense, el acaudalado empresario inauguró una costumbre de filantropía y mecenazgo que se hizo indispensable para el buen funcionamiento del recinto.

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Siguiendo los pasos de Pierre de Nolhac, que se marchó en 1920, los conservadores del Palacio se dedicaron a reamueblar las estancias, y buscaron los muebles que se habían dispersado durante los grandes rastrillos revolucionarios de 1793. Durante este mismo periodo, gracias a Sacha Guitry y a su película Asuntos reales en Versalles, Versalles recuperó su popularidad entre el público en general, apoyado sólidamente por el nuevo conservador jefe, Gérald Van der Kemp, verdadero embajador del monumento en todo el mundo. Gracias a él, Versalles recuperó su carácter cosmopolita y todo el mundo político, artístico y cultural se apresuró a recorrerlo. El gobierno comprendió el interés que podía tener un lugar así, y las visitas oficiales -John y Jackie Kennedy, Boris Yeltsin, la reina Isabel II y Jimmy Carter- devolvieron el brillo a Versalles, que también acogió la cumbre del G7 en 1982 a petición de François Mitterrand.

La terrible tormenta de 1999 devastó el parque de Versalles -se perdieron 10.000 árboles y los daños se estimaron en 250 millones de francos-, pero permitió que se volviera a considerar la posibilidad de restaurarlo a su estado original; el proyecto se había iniciado diez años antes, tras otra tormenta, pero había tropezado con resistencia. La idea recibió un nuevo apoyo gracias a una suscripción internacional lanzada en enero de 2000. Poco a poco se fueron replantando los jardines, sobre todo con el objetivo de recuperar el trazado original de Le Nôtre. Tras esta inmensa tarea, se reabrieron arboledas del Petit Parc como la Girandole, la del Delfín y la de las Tres Fuentes, y se renovó la Arboleda del Teatro del Agua en 2015 con una reinterpretación contemporánea diseñada por el paisajista Louis Benech y el artista Jean-Michel Othoniel.

El Palacio en sí mismo también requería un amplio trabajo de restauración, y las mejoras para la recepción del público eran esenciales. En 2003 se puso en marcha un proyecto denominado «Le Grand Versailles», que se renovó en 2011. Los proyectos incluían, en particular, la restauración del Salón de los Espejos, el Petit Trianon, los tejados de la parte central del palacio y la Puerta Real, junto con importantes obras de seguridad y modernización que son menos visibles. Más abajo del Palacio, el Grand Commun concentra ahora todas las instalaciones energéticas necesarias para el buen funcionamiento de las instalaciones técnicas del palacio, a la vez que ofrece espacio para todos los miembros del personal.

En cuanto a la recepción del público, el Parlamento devolvió al Palacio un gran número de espacios, en particular en las Alas de los Ministros norte y sur, y el Pabellón Dufour se inauguró en febrero de 2016, tras las espectaculares renovaciones de Dominique Perrault. El pabellón constituye ahora la nueva entrada principal del Palacio.

Todo tipo de grandes exposiciones y visitas guiadas están ahora a disposición de los visitantes durante su viaje de descubrimiento por este importante sitio histórico. Se organizan numerosos eventos en la Capilla Real, la Ópera Real y la Academia Ecuestre de Versalles, mientras que los Espectáculos de las Fuentes Musicales dan vida cada año a los parterres y arboledas del Jardín al son de la música barroca.

El Palacio de Versalles tiene el deber de seguir siendo fiel a su vocación de apoyar la creación artística desde sus inicios y conservar algunas de las mejores obras de los pintores, escultores y artesanos más dotados de la época. Por ello, cada verano desde 2008, acoge la obra de un artista contemporáneo famoso.

Jeff Koons, seguido de Xavier Veilhan, Giuseppe Penone, Lee Ufan, Anish Kapoor y Olafur Eliasson han instalado obras de arte en el lugar y han animado a los visitantes a mirar el Palacio con una nueva perspectiva. Versalles siempre ha sido un centro de creación artística, como atestigua la riqueza de las colecciones encargadas a lo largo de los siglos, y, siempre fiel a esta vocación, la finca acoge cada verano a un artista contemporáneo diferente.

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