Muchos hombres saben que el agrandamiento benigno de la próstata puede afectar a su calidad de vida. La próstata, que normalmente tiene el tamaño de una nuez, puede hincharse, causando dolor y la necesidad de orinar con frecuencia. Hoy en día existen diversos métodos de tratamiento, pero en el pasado era diferente. En su tesis, Elin Björk investiga el método de tratamiento que prevalecía desde finales del siglo XIX hasta principios del XX: la castración. En la castración, se extirpan los testículos para tratar los problemas relacionados con el agrandamiento de la próstata. Pero el riesgo de complicaciones tras la operación era alto.
En medicina, el cuerpo masculino ha sido durante mucho tiempo la norma. Un ejemplo es que los fármacos se desarrollan basándose en el cuerpo masculino. Pero al estudiar la castración como tratamiento para el agrandamiento benigno de la próstata, Elin Björk descubrió que la noción que prevalece en la medicina del hombre como norma no siempre es exacta.
«Ciertamente, el hombre ha sido la norma históricamente, pero esta imagen puede ser matizada. Mi tesis demuestra que cuando se trata de la castración de los hombres, el cuerpo femenino ha sido la norma. Los testículos y la próstata del hombre se consideraban el equivalente a los ovarios y el útero de la mujer», afirma Elin Björk, que se ha doctorado recientemente en el Departamento de Estudios Temáticos de la Universidad de Linköping.
Así, el conocimiento del funcionamiento del cuerpo femenino se trasladaba al masculino y, por extensión, el conocimiento del cuerpo de la mujer se utilizaba como argumento para la castración de los hombres.
El material de la tesis de Elin Björk incluye textos escritos por médicos entre 1893 y 1910, publicados en revistas médicas como The Lancet, The British Medical Journal, Annals of Surgery y The Journal of the American Medical Association (JAMA). La lectura de los textos le permitió acceder a los relatos sobre lo que se creía que era la próstata y por qué se creía que la castración funcionaba, o no funcionaba.
Investigaciones anteriores han descubierto que había una postura muy restrictiva sobre la castración masculina, aunque había pocas alternativas. La tesis de Elin Björk argumenta que esto es incorrecto; la castración sí era considerada una solución por la profesión médica. Muchos médicos no dejaron de utilizar el tratamiento hasta que se demostró que no funcionaba y que volvían los problemas relacionados con el agrandamiento de la próstata.
«El punto de partida en el tratamiento de los hombres era el cuerpo femenino. Esto demuestra que debemos recordar que lo que vemos como una ‘verdad’ en un periodo concreto no es cierto para otros periodos. No sólo los genitales y los cuerpos de las mujeres han sido objeto de la ciencia médica», afirma Elin Björk.
Tesis (en sueco):
Att bota en prostata. Kastrering som behandlingsmetod för prostatahypertrofi 1893-1910. Elin Björk, Linköping Studies in Arts and Sciences No. 774(Traducción al inglés: La curación de la próstata. La castración como método de tratamiento de la hipertrofia de próstata 1893-1910. Elin Björk, Linköping Studies in Arts and Sciences No. 774)http://urn.kb.se/resolve?urn=urn:nbn:se:liu:diva-161682