Los antiguos egipcios desarrollaron un elaborado proceso de momificación que todavía influye en las técnicas modernas de embalsamamiento. Las momias se convirtieron en un símbolo duradero de un lugar y una época concretos de la historia. Muchos de nosotros hemos contemplado con asombro momias egipcias de 2.000 años de antigüedad tras un grueso cristal en un museo y hemos visto la caricatura de un cuerpo envuelto en tiras de tela blanca. Pero, ¿cómo se momifica realmente un cuerpo humano de forma correcta?
Embala como un egipcio
Los antiguos egipcios desarrollaron un proceso riguroso y específico para la momificación. El proceso completo de momificación duraba 70 días, según History.com. Era una mezcla de ciencia y ceremonia, ya que el cuerpo se conservaba y se creía que se preparaba para el más allá.
Paso 1: Preparar el cuerpo
La BBC informa de que los investigadores modernos utilizaron técnicas forenses para identificar los ingredientes de la resina que utilizaban los antiguos egipcios. La receta incluía un aceite derivado de plantas, como el aceite de sésamo, un extracto de planta o raíz de tipo bálsamo, una goma de origen vegetal y una resina de árbol de coníferas, probablemente resina de pino. Estos ingredientes tienen propiedades químicas que les confieren efectos antibacterianos que impiden que el cuerpo se descomponga.
Una de las herramientas más destacadas del antiguo Egipto para la momificación es el gancho para el cerebro, que es tan sangriento como parece. Los embalsamadores utilizaban esta herramienta, que se parecía a una aguja de ganchillo, para sacar el cerebro del cadáver por la nariz.
Hacían una incisión abdominal y extraían los pulmones, el estómago, el hígado y los intestinos. Los órganos del cuerpo se colocaban en unos recipientes especiales llamados tarros canopos. Dejaban intencionadamente el corazón en el cuerpo porque creían que era la fuente de los pensamientos y del ser general de la persona. A continuación, se enjuagaba el cuerpo con vino, lo que ayudaba a matar las bacterias.
Paso 2: Secar el cuerpo
El siguiente paso era esencial: secaban a fondo el cuerpo. Para eliminar toda la humedad, los embalsamadores utilizaban un producto químico llamado natrón, que es una sal de origen natural con excelentes propiedades de secado, según Scientific American. Introducían paquetes de natrón en el interior del cuerpo, lo cubrían por completo de sal y lo dejaban secar en una mesa de embalsamamiento. Entonces, 40 días después, los embalsamadores se encontraban con un cuerpo ennegrecido y arrugado, listo para la siguiente fase de momificación.
Paso 3: Restaurar el cuerpo
La segunda mitad del proceso consistía en restaurar el cuerpo arrugado para que pareciera más real. Una vez que el cuerpo estaba completamente seco, los embalsamadores masajeaban la piel para darle flexibilidad. Perfumaban el cuerpo y rellenaban la piel para que pareciera más carnosa y realista. A continuación, los embalsamadores maquillaban un poco las momias, aplicando colorete y otras pinturas, así como ojos falsos.
Paso 4: Envolver el cuerpo
Por último, recubrían el cadáver con resina caliente y lo envolvían con las tiras de tela que ahora se han convertido en el elemento básico de un disfraz clásico de Halloween. Los sacerdotes envolvían cuidadosamente cada parte del cuerpo en múltiples capas de tiras de lino, colocando a menudo una máscara del rostro de la persona bajo las vendas. Cada momia se envolvía con 100 yardas de tiras de lino.
Paso 5: Despedirse
Una vez que la momia estaba completa, los sacerdotes realizaban una ceremonia religiosa en la tumba. Implicaba un ritual llamado «apertura de la boca», en el que tocaban partes de la momia con una herramienta especial para «abrir» partes del cuerpo para disfrutar del más allá. Por ejemplo, según Scientific American, los egipcios creían que cuando un sacerdote tocaba la herramienta en la boca de la momia, el muerto podría hablar y comer en la otra vida. Por último, colocaban la momia en su ataúd y sellaban la entrada a la cámara funeraria.
Técnicas modernas de momificación
Hoy en día, la momificación es poco frecuente, aunque hay algunos lugares en los que se siguen conservando los cadáveres.
El líder revolucionario comunista Vladimir Lenin murió en 1924, y su cuerpo fue momificado con técnicas modernas. Casi un siglo después de su muerte, el cuerpo de Lenin sigue expuesto en un mausoleo de Moscú.
Al igual que una momia, a Lenin se le extrajeron todos los órganos internos, según All Things Interesting. Su cuerpo fue embalsamado después de su muerte, y un equipo de expertos dedicados llamado «Laboratorio Lenin» sigue manteniéndolo con una iluminación, temperatura y líquido embalsamador precisos, e inyectando el cuerpo con una mezcla secreta de productos químicos. El laboratorio Lenin ha utilizado esta técnica para embalsamar los cuerpos de otros líderes mundiales, como el presidente vietnamita Ho Chi Minh, los norcoreanos Kim Il-sung y Kim Jong-il, el líder búlgaro Georgi Dimitrov y el antiguo dictador soviético Joseph Stalin.
Una organización religiosa de Utah llamada Summum sigue momificando cuerpos de personas y de sus mascotas. Según su página web, su técnica de momificación actualizada implica la limpieza del cuerpo, el tratamiento de los órganos y, a continuación, la inmersión del cuerpo en una solución de preservación que está hecha de productos químicos utilizados en la ingeniería genética. El cadáver se sumerge en la solución durante un tiempo y luego se saca, se limpia y se cubre con una «loción». A continuación, al igual que las antiguas momias, se envuelve en capas de gasa. A continuación, los embalsamadores aplican una membrana de poliuretano y luego una capa de fibra de vidrio y resina para sellar el cuerpo. Por último, colocan la momia en un sarcófago de metal y la rellenan con una resina de ámbar.
Las antiguas pirámides egipcias inspiran a los ingenieros modernos, y su proceso de momificación se alinea con la química moderna. Puede que los embalsamadores hayan retocado los productos químicos específicos y mejorado las antiguas herramientas egipcias utilizadas para la momificación, pero el proceso general sigue siendo el mismo: retirar los órganos, secar el cuerpo y aplicar un cóctel de productos químicos para devolverle un aspecto más real. Los antiguos rituales y las últimas técnicas científicas coinciden: para conservar un cuerpo, hay que aplicar soluciones antibacterianas para evitar su deterioro.
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