Desde las hermanas díscolas de Shakespeare en Macbeth hasta la bruja blanca Jadis en Las crónicas de Naria, la brujería ha desempeñado un papel importante en la pantalla y en la literatura. Las más famosas de las brujas de ficción son Glinda y la señorita Almira Gulch, la Bruja Buena y la Bruja Mala del Oeste en la célebre obra de L Frank Baum El maravilloso mago de Oz, reeditada este mes.
Históricamente, una bruja es, «una mujer que afirma o se cree popularmente que posee poderes mágicos y practica la brujería». En la progresión cultural, el término ha llegado a representar a alguien astuto, sabio y de otro mundo; hábil en su oficio. O, por el contrario, alguien rencoroso, prepotente, «una bruja».
Hasta Glinda, como declara la propia Dorothy en los primeros momentos del Mago de Oz, las brujas eran caracterizadas como «viejas y feas». Según los libros, la bruja buena Glinda viaja en burbujas por el cielo y lleva vestidos blancos puritanos, pero fue su llegada a la pantalla en 1939, con un vestido de 2,5 metros de circunferencia repleto de estrellas y rematado con alas de hada y una corona de cuento, lo que ha entrado en el salón de la fama de la sastrería, desde entonces referenciado por múltiples casas de moda.
«El hogar es un lugar que todos debemos encontrar. No es sólo un lugar donde se come o se duerme… Si nos conocemos a nosotros mismos, siempre estamos en casa, en cualquier lugar»
La malvada enemiga de Glinda tiene la cara pintada de verde y es descrita por Baum como si tuviera un solo ojo y llevara un paraguas en lugar de una escoba, pero es su risa maníaca y su nariz puntiaguda se han convertido en las características definitivas de una bruja. Temerosa de la oscuridad y con acuafobia, finalmente se le pasa cuando Dorothy le arroja un cubo de agua sobre su cuerpo, lo que hace que se derrita.
Sartorialmente, destacan ciertos momentos en la película original de Oz, que han llegado a actuar como hitos culturales en la historia del cine: las arrugadas mallas a rayas blancas y negras que asoman por debajo de la casa y que caen sobre la malvada bruja del este; la corona de Glinda, el vestido de Dorothy y, por supuesto, las zapatillas rojo rubí, una de las piezas de calzado más icónicas de todos los tiempos, pulsadas tres veces para llevar a Dorothy a casa. «El hogar es un lugar que todos debemos encontrar, niña», dice la bruja buena Glinda en el Mago de Oz, «no es sólo un lugar donde comes o duermes… Si nos conocemos a nosotros mismos, siempre estamos en casa, en cualquier lugar».»
La estrella de la portada de la revistaAnOther, Michelle Williams, protagoniza el papel de la bruja buena en Oz el Grande y Poderoso, en cines a partir del 8 de marzo.
Texto de Mhairi Graham