Las preguntas y las respuestas

¿Qué es la hiperactividad?

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(What Is Hyperactivity?)

«No atiendes.” «¿No recuerdas dónde ha guardado el dinero para el almuerzo?” «¡Para quieto, por favor!” «No interrumpas.”

¿Te imaginas cómo sería tener que escuchar este tipo de frases todos y cada uno de los días de tu vida? Si te lo puedes imaginar o si te suena a algo muy conocido, entonces sabes qué significa tener un TDAH. Estas siglas se refieren a una afección conocida como «trastorno por déficit de atención con hiperactividad”.

Los niños que padecen un TDAH no son malos, vagos ni tontos. Pueden tener problemas para prestar atención o para estarse quietos en sus asientos. También pueden actuar de forma impulsiva, lo que significa que hacen las cosas sin haberlas pensado antes de actuar. Los niños con TDAH pueden pasar mucho tiempo en el despacho del director del colegio. A veces se comportan de formas que los exponen a lesiones y pueden cambiar de amistades a menudo.

¿A quién afecta el TDAH?

Alrededor del 6% al 8% de los niños tienen TDAH. Esto significa que, de un total de 100 niños, entre 6 y 8 de ellos tienen TDAH. Los niños que padecen esta afección suelen empezar a tener problemas en los cursos de preescolar. Los niños tienen TDAH con más frecuencia que las niñas. De hecho, hay el doble de niños que de niñas afectados por este trastorno, aunque se desconoce el porqué.

Un niño tiene más posibilidades de desarrollar un TDAH si un pariente suyo padece este trastorno u otro tipo de problema del comportamiento. Pero nadie está seguro de la causa exacta del TDAH, aunque los científicos y los médicos piensan que lo más probable es que este trastorno esté relacionado con diferencias en la forma en que funciona el cerebro.

Nadie adquiere un TDAH a propósito, de modo que nadie es culpable de padecerlo. Además, el TDAH no es contagioso, es decir, no se puede transmitir a otras personas, como la gripe.

Cuáles son los signos del TDAH?

El TDAH puede hacer que los niños se comporten de formas diferentes, dependiendo de quien lo padezca. La mayoría de los niños con TDAH tienen problemas para concentrarse y prestar atención. Algunos niños con TDAH también pueden tener problemas para estarse quietos y para esperar su turno. Pueden decir las respuestas en voz alta antes de tiempo, sin que otros niños tengan la oportunidad de levantar la mano.

A veces, pueden ser desorganizados, fáciles de distraer y/u olvidadizos. Pueden perder sus cosas y tener dificultades para finalizar sus tareas. También pueden no parar quietos en sus asientos, moverse de un lado a otro, hablar demasiado o interrumpir las conversaciones de otras personas.

Es importante recordar que todo el mundo se comporta como acabamos de describir de vez en cuando. El hecho de que a veces te comportes así no significa que tengas un TDAH.

Si tu médico dice que es un TDAH

Cuando los padres y los profesores sospechan que un niño podría tener un TDAH, el primer paso a seguir sería ir al médico, quien es posible que remita al niño a un especialista, como un psicólogo, un psiquiatra o un especialista del comportamiento; estos profesionales conocen bien a niños con TDAH o con otros tipos de problemas del comportamiento. Parte de la tarea del médico consistirá en descartar otras enfermedades que se asemejan al TDAH pero requieren otros tipos de tratamiento.

Una vez que el médico determine que el niño tiene un TDAH, el médico, los padres y los profesores del niño empezarán a trabajar conjuntamente para encontrar la mejor forma de ayudarlo. A menudo, esto significa empezar a administrarle uno de los medicamentos que se utilizan para tratar el TDAH, después de decidir la dosis necesaria y cuándo se le debe administrar. Por lo general, los niños con TDAH solo tienen que tomar el medicamento una vez antes de ir a la escuela, pero es posible que algunos deban dirigirse a la enfermería de su centro de estudios antes de que concluya la jornada escolar para recibir otra dosis.

Pero los niños con TDAH necesitan más que limitarse a tomar un medicamento. También necesitan ayuda para aprender a cambiar la forma en que se comportan. Algunos pueden aprenderlo a través del aprendizaje de las técnicas de relajación y de la terapia de conducta.

Para aprender técnicas de relajación, el psicólogo o terapeuta enseña a los niños a relajarse y a mantener la calma mediante ejercicios de respiración profunda y relajando distintos grupos de músculos. La terapia de conducta enseña a los niños a fijarse objetivos y utiliza recompensas para ayudarlos a alcanzar esos objetivos. Por ejemplo, los profesores pueden recompensar a un niño con TDAH por estarse sentado durante toda la clase. Y los padres pueden hacer lo mismo en casa (como recompensar al niño por prestar atención, completar las tareas domésticas o fijarse en ciertas cosas).

Es posible que los niños con TDAH necesiten ayuda adicional para aprender a hacer cosas que a otros niños les resultan fáciles, y algunos se pueden deprimir o desarrollar ansiedad.

Para muchos niños con TDAH, la clave del éxito no solo consiste en seguir el plan de tratamiento de su médico al pie de la letra sino también en esforzarse por establecer buenas relaciones de amistad con otros niños. Y muchos descubren que sus síntomas mejoran conforme se van haciendo mayores. Los adultos con TDAH pueden tener vidas felices y un gran éxito profesional.

Revisado por: Richard S. Kingsley, MD
Fecha de revisión: mayo de 2013

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