Los sorprendentes beneficios de ser pesimista

¿Cuántas veces te han dicho que algo grande ocurrirá siempre que lo creas posible? Desde los libros de psicología pop hasta los seminarios y blogs de superación personal, hay mucho bombo y platillo en torno a las ventajas del pensamiento positivo. Y ciertamente hay algunas pruebas que lo respaldan: una gran cantidad de trabajos sugiere que ser optimista cosecha una serie de recompensas positivas, incluyendo una mejor salud y bienestar.

¿Pero qué pasa con las personas que tienden a ver el vaso medio vacío en lugar de medio lleno? ¿Ser pesimista es siempre tan malo? En realidad, las últimas investigaciones sugieren que algunas formas de pesimismo pueden tener beneficios.

El pesimismo no es sólo un pensamiento negativo. La ciencia de la personalidad ha revelado que también incluye un enfoque en los resultados, es decir, lo que se espera que ocurra en el futuro. Mientras que los optimistas esperan que los resultados positivos se produzcan con más frecuencia, los pesimistas esperan que los resultados negativos sean más probables.

Hay un tipo particular de pesimista, el «pesimista defensivo», que lleva este pensamiento negativo a un nivel completamente nuevo y lo aprovecha realmente como medio para alcanzar sus objetivos. La investigación ha demostrado que esta forma de pensar no sólo puede ayudarles a tener éxito, sino que también les aporta algunas recompensas bastante inesperadas. Sin embargo, la otra forma principal de pesimismo, que implica simplemente culparse a uno mismo por los resultados negativos, tiene efectos menos positivos.

Rendimiento y confianza

Pero, ¿cómo funciona realmente el pesimismo defensivo y qué beneficios puedes esperar obtener de él? Los investigadores sugieren que el pesimismo defensivo es una estrategia que las personas ansiosas utilizan para ayudarles a gestionar su ansiedad, que de otro modo podría hacerles querer correr en dirección contraria a su objetivo en lugar de perseguirlo.

El factor crucial es establecer bajas expectativas para el resultado de un plan o situación particular -como esperar que no te contraten después de una entrevista de trabajo- y luego imaginar los detalles de todo lo que podría salir mal para hacer realidad estos peores escenarios. Esto le da al pesimista defensivo un plan de acción para asegurarse de que cualquier percance imaginado no ocurra realmente – como practicar para la entrevista y llegar temprano.

Los beneficios del pesimismo defensivo también se extienden al rendimiento real. Un estudio demuestra que esto tiene que ver con el estado de ánimo negativo. Cuando se les pidió que estuvieran de buen humor, los pesimistas defensivos tuvieron un mal desempeño en una serie de acertijos de palabras. Sin embargo, cuando se les pone de mal humor, al indicarles que imaginen cómo un escenario podría tener resultados negativos, su rendimiento es significativamente mejor. Esto sugiere que aprovechan su estado de ánimo negativo para motivarse y rendir mejor.

Si eres un pesimista defensivo, asegúrate de estar de mal humor antes de hacer un examen. bibiphoto/

El pesimismo también puede ser más beneficioso que el optimismo en situaciones en las que estás esperando noticias sobre un resultado y no hay oportunidad de influir en él (como esperar los resultados de una entrevista de trabajo). Cuando el resultado no es tan bueno como los optimistas esperaban, sufren un mayor impacto en su bienestar y experimentan una mayor decepción y un estado de ánimo negativo que los pesimistas comunes.

Extrañamente, este tipo de pesimismo puede incluso ayudar a aumentar la confianza. En un estudio que siguió a los estudiantes a lo largo de sus años universitarios, los que eran pesimistas defensivos experimentaron niveles significativamente más altos de autoestima en comparación con otros estudiantes ansiosos. De hecho, su autoestima aumentó hasta casi los niveles de los optimistas durante los cuatro años del estudio. Esto puede deberse al aumento de la confianza de los pesimistas defensivos para anticiparse y evitar con éxito los resultados negativos que imaginaban.

Salud

La estrategia del pesimista defensivo de estar preparado para evitar los resultados negativos también puede tener algunos beneficios muy reales para la salud. Aunque estos individuos se preocuparán más por enfermar durante un brote de una enfermedad infecciosa en comparación con los optimistas, también es más probable que tomen medidas preventivas. Por ejemplo, es posible que se laven las manos con frecuencia y que busquen atención médica rápidamente cuando experimenten algún síntoma inusual.

Cuando los pesimistas se convierten en enfermos crónicos, su visión negativa del futuro puede ser más realista y fomentar el tipo de comportamientos que los profesionales sanitarios recomiendan para controlar su enfermedad. Realicé un estudio con dos grupos de personas -los que padecían la enfermedad inflamatoria intestinal (EII) o la artritis- y les pedí que calificaran su salud futura en una sencilla escala que iba de mala a excelente. Dado que tanto la artritis como la EII son enfermedades de larga duración que suelen empeorar con el tiempo, no es de esperar que la gente piense que su salud mejorará mucho en el futuro.

Sin embargo, aquellos que eran optimistas seguían calificando su salud como mejorada en el futuro, mientras que los pesimistas veían que su salud empeoraba en el futuro. Adoptar este punto de vista puede llevar a los pesimistas a adoptar los tipos de estrategias de afrontamiento necesarios para controlar síntomas como el dolor. Dicho esto, este beneficio puede aprovecharse mejor cuando existe al menos cierto optimismo de que dichas estrategias funcionen realmente.

La diferencia clave que separa a los pesimistas defensivos de otros individuos que piensan negativamente -como los que simplemente están ansiosos o deprimidos- es la forma en que afrontan la situación. Mientras que las personas tienden a utilizar la evasión para hacer frente a los problemas previstos cuando se sienten ansiosos o deprimidos, los pesimistas defensivos utilizan sus expectativas negativas para motivarles a tomar medidas activas para sentirse preparados y tener más control sobre los resultados.

Así que ser pesimista no es necesariamente malo -aunque puede irritar a los demás. En última instancia, lo que importa es lo que haces con ese pesimismo.

¿Eres un pesimista a la defensiva? Responde a estas preguntas para averiguarlo.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *