Un diente puede empezar a oler mal por varias razones. La razón más conocida es la caries dental. En el momento en que los microorganismos de la boca comienzan a alimentarse del diente, pueden crear un olor. Con el tiempo, estas bacterias se multiplican en los dientes, alimentándose de la placa y de las partículas de comida de la boca, e inevitablemente empiezan a desgastar el esmalte dental. A medida que la materia dental se descompone, empezará a oler. Si no se trata, el diente acabará debilitándose y puede partirse, astillarse o incluso romperse. Si está pensando «Mi diente huele fatal», llame a nuestra oficina ahora.
A veces, el olor que nota no es del diente en sí. En cambio, puede provenir de sus encías. Cuando la placa y el sarro se acumulan en los dientes y las encías, pueden empezar a empujar por debajo de la línea de las encías, creando bolsas. Estas bolsas pueden infectarse, dando lugar a un mal olor. Esta condición se conoce como periodontitis, y si no se trata, los dientes pueden perderse, y eventualmente caerse.
Además de la caries y la periodontitis, hay veces en las que una caries o infección en el diente puede causar un absceso en el diente o la encía. Este absceso está cargado de un líquido que tendrá un olor desagradable mientras drena. Cuando esto sucede, por lo general también experimentará mucho dolor. Esto se debe a que el absceso crea presión en la raíz del diente. A veces, el absceso será visible en las encías. Si reconoce esto, es vital que se ponga en contacto con nuestra oficina inmediatamente para el tratamiento para asegurar que su diente puede ser salvado.
¿Cómo se tratará un diente maloliente?
El tratamiento que se obtiene para un diente maloliente dependerá de la causa del olor. En algunos casos, puede bastar con limpiar el diente y debajo de la línea de las encías. Si un diente está cariado, normalmente basta con rellenar la cavidad para corregir el problema. Si tiene un diente con absceso, un diente infectado o un problema periodontal, puede haber varios tratamientos, incluyendo:
Drenaje del absceso – esto incluirá cortar la encía donde se encuentra el absceso para enjuagar el líquido infectado. A continuación, se lavará la zona con agua salada tibia y se le recomendará un tratamiento con antibióticos.
Realización de una endodoncia – si la infección que ha creado el absceso es extensa, se realizará una endodoncia para salvar su diente. Se perforará un pequeño hueco en el diente y se eliminará el tejido infectado. El espacio resultante se rellenará con un compuesto dental y se colocará una corona de porcelana sobre el diente para protegerlo de posibles daños.
Extracción del diente – en el caso de que su diente no pueda salvarse, se extraerá. Esto se hace para mantener los dientes, las encías y el hueso circundantes lo más sanos posible. El diente será sustituido por un implante dental, un puente dental modificado o una prótesis parcial.