Durante los 34 años que Oprah Winfrey y Stedman Graham han estado juntos, los fans se han preguntado a menudo por qué los dos nunca se casaron. En el número de febrero de la revista O, The Oprah Magazine, Winfrey ha explicado por qué nunca se casó con su novio de toda la vida.
Según Winfrey, aunque Graham le propuso matrimonio después de unos años de relación, ella no consideró que casarse fuera factible con las abrumadoras exigencias de presentar su propio programa.
Winfrey añadió que tanto ella como Graham pueden estar ahora de acuerdo en que si se hubieran casado en ese momento, «no seguirían juntos.»
Winfrey habló previamente de su decisión de no casarse ni tener hijos en una entrevista con People, en la que dijo que trabajaba jornadas de 17 horas en The Oprah Winfrey Show y que disfrutaba de poder llegar a casa después de un largo día sin las exigencias extra de ser esposa o madre.
«No he tenido ni un solo arrepentimiento al respecto», dijo Winfrey. «También creo que parte de la razón por la que no me arrepiento es porque pude cumplirlo de la manera que era mejor para mí: la Academia de Liderazgo Oprah Winfrey para Niñas en Sudáfrica. Esas niñas llenan ese pliegue materno que quizás yo hubiera tenido. De hecho, llenan de sobra: yo estoy desbordada de maternidad».
La presentadora del programa diurno también dio a los lectores algunos detalles sobre cómo empezó su relación de varias décadas con Graham, incluyendo el hecho de que al principio no le importaba demasiado y había asumido que era un «jugador».»
«Me pareció lo suficientemente agradable, pero no me impresionó tanto», escribió Winfrey. «Era educado, sí, y amable. El tipo de hombre que se sienta con un amigo enfermo. Alto y guapo, sin duda. Pero en realidad demasiado guapo, pensé, para estar interesado en mí.
«Me imaginé que debía ser un jugador. Lo mismo pensaron todos mis productores. Me advirtieron que no me involucrara con ese tal Stedman. Aparte de su apariencia, no sabían nada de él. Pero cualquiera que fuera tan guapo y condujera un Mercedes de época merecía sospechar».