Patología forense

En los casos de muerte sospechosa, un patólogo forense se encarga de determinar la causa y la forma de la muerte. En Estados Unidos, cada estado tiene su propia normativa que regula lo que constituye un caso forense, y cada uno tiene un sistema para llevar a cabo las tareas de la patología forense. Muchos estados tienen un sistema de médicos forenses, en el que una ciudad o condado tendrá un médico forense jefe, que debe ser un médico. El médico forense jefe tendrá, a su vez, un número de médicos forenses asociados que realizan las tareas propias del patólogo forense. Otros estados tienen un sistema forense, en el que el jefe puede no ser un médico, pero emplea a patólogos forenses para llevar a cabo las tareas necesarias.

Los patólogos forenses tienen tres funciones principales que realizar. Son llamados a las escenas del crimen para hacer un examen preliminar del cuerpo y quizás una determinación inicial del intervalo postmortem (el tiempo transcurrido desde la muerte). Se hacen cargo del cuerpo y dirigen a los investigadores capacitados del lugar de la muerte para que preparen y retiren cuidadosamente el cuerpo y lo transporten a la morgue para su posterior análisis.

Los patólogos forenses determinan la causa y la forma de la muerte mediante el examen postmortem, o autopsia. La autopsia implica la disección cuidadosa del cuerpo para buscar patrones de lesiones, enfermedades o envenenamiento que puedan señalar la causa final de la muerte. En esa actividad, el patólogo forense trabajará en estrecha colaboración con los toxicólogos forenses, que toman muestras de tejido y determinan qué sustancias, si las hay, pueden estar en el cuerpo que podrían haber causado o contribuido a la muerte. Los patólogos forenses también trabajan en estrecha colaboración con los investigadores criminales para obtener una imagen completa de las circunstancias que rodean la muerte. A veces, el patólogo forense puede consultar con antropólogos o entomólogos forenses para ayudar a llegar a conclusiones relevantes sobre la causa y la forma de la muerte.

Cuando una persona muere, un médico debe completar y firmar un certificado de defunción. En todos los casos forenses, el certificado debe indicar la forma de la muerte. Las posibles formas de muerte son homicidio, accidente, suicidio y causas naturales. En algunos estados, debe figurar una de esas cuatro. En otros estados, el patólogo también puede indicar «indeterminado» o una variante. Aunque la determinación puede ser sencilla en un caso normal, puede ser problemática en una muerte de origen sospechoso.

El deber final del patólogo forense es emitir dictámenes en los tribunales sobre la causa y la forma de la muerte. Los médicos forenses son llamados a los tribunales con bastante frecuencia y deben ser capaces de presentar su testimonio sin escandalizar al jurado. Muchas veces, los jueces limitan o no admiten las fotos sangrientas del fallecido por miedo a perjudicar al jurado.

Los patólogos forenses son médicos que se especializan en patología a través de una residencia que puede extenderse de tres a cuatro años más allá de la facultad de medicina. Una residencia adicional de un año en patología forense permitirá a un patólogo obtener la certificación en patología forense. En los casos de muerte complicados, es fácil que un patólogo sin formación cometa un error al determinar la causa y la forma de la muerte, lo que puede llevar a un error judicial. Por lo tanto, es importante animar a los patólogos a certificarse si van a realizar trabajos forenses.

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