Su perro sabe que las caricias son una de las mayores formas de amor que recibirá de usted, y su cuerpo reacciona de manera que muestra ese conocimiento. La razón por la que las mascotas tienden a amar que los acaricies es porque sus cuerpos reaccionan de manera conductual y neurológica. Cuando usted acaricia a su perro, el movimiento de sus folículos pilosos estimula una determinada neurona en el cerebro, lo que hace que las caricias sean mucho más agradables. Cuando su perro está de espaldas, los pelos más pequeños de su estómago harán que esa estimulación sea aún más efectiva de lo normal. Si su perro patea la pata mientras usted le frota la barriga, puede ser una señal de que está disfrutando de sus caricias, y también puede ser una respuesta automática a sus caricias, similar a una respuesta refleja.
Cuando su perro se acuesta sobre su espalda para exponer su vientre, le está mostrando que confía absolutamente en usted. Su posición es de plena vulnerabilidad cuando le frotas la barriga. Si se acerca a su animal y éste se tumba inmediatamente sobre su espalda, puede ser un signo de sumisión, sobre el deseo de un tipo de caricias más profundas. Sin embargo, si está acariciando a su perro y éste se da la vuelta después de un momento o dos, probablemente sea con el propósito de que le froten la barriga. Es posible que a su perro no le guste que le froten la barriga, y eso puede deberse a sus características de comportamiento. Si su perro le da permiso para que le frote la barriga, sea amable y vea cómo reacciona e intente no exagerar, ya que eso podría molestar al perro hasta el punto de incomodarlo. En última instancia, frotar la barriga de su perro es una experiencia de unión entre usted y su perro. Cuando su perro se siente amado y tiene una respuesta neurológica a su amor, hace que sus frotamientos de vientre sean más satisfactorios.