La trivialización puede ser muy sutil, de modo que la pareja se siente deprimida y frustrada pero no sabe muy bien por qué. A continuación, un ejemplo de trivialización en la relación de «Ellen» y «Ernie»:
«Pasé varias semanas revisando los papeles y los viejos archivos de la casa que Ernie y yo habíamos acumulado durante más de 20 años. Después de clasificarlos exhaustivamente, lo categoricé todo e hice archivos con códigos de colores: Negocios, Medicina, Seguros, Personal, etc. El resultado fueron tres cajones de archivos en un nuevo archivador. Fue un trabajo largo y tedioso. De vez en cuando le comentaba a Ernie cómo avanzaba el trabajo. Finalmente, tras un par de semanas de trabajo, me alegré de haber terminado. Le dije: ‘Ernie, he terminado los archivos. Ha sido un verdadero trabajo’. Abrí los cajones y le mostré lo que había hecho. Me dijo: ‘¡Vaya! Estoy impresionado’. No recordaba que me hubiera reconocido así antes. Me contestó con una voz extraña: «Estoy impresionado por cómo has conseguido que esos nombres encajen en todas esas pequeñas etiquetas». Le dije: ‘Oh, Ernie, sólo los he escrito. Esa no fue la parte difícil’. Me miró seriamente y dijo: ‘Bueno, creo que lo fue'»
– Evans, Patricia (2009), The Verbally Abusive Relationship (Kindle Locations 1859-1869). Adams Media.
El abuso verbal puede ser siempre muy sutil, como ilustra la historia de Evans. Sin embargo, deja a la víctima con mucho dolor y confusión. Creyendo en una realidad diferente en la que las personas razonan y se comunican de forma racional entre sí, la víctima intenta dar sentido al trato de su maltratador, sin entender que a veces el comportamiento mezquino de otras personas no tiene sentido, no tiene una explicación racional y no tiene nada que ver con él o ella.
Pero la víctima desea tanto dar sentido al comportamiento que no le pone fin, sino que sigue buscando explicaciones de lo que podría haber causado que el maltratador le trate de esa manera. La víctima piensa que tal vez algo de su comportamiento hizo que se mereciera ser tratada mal.
Debido a que la víctima aún no comprende del todo la idea de abuso verbal -abuso a nivel puramente verbal o mental- piensa que el maltrato del abusador debe tener una explicación racional.
Entonces, la víctima se enfrenta al comportamiento, no de la manera en que debería enfrentarse a este comportamiento, sino de la manera en que debería enfrentarse a un comportamiento racional. La víctima pide una explicación, pide ejemplos de las generalizaciones hechas por el maltratador, y pide al maltratador que dé sentido al maltrato.
Pero la víctima está perdiendo. Los maltratadores -verbales y emocionales incluidos- no actúan de forma racional. Pedirles una razón o intentar razonar con ellos es inútil. No tienen buenas razones para comportarse como lo hacen. Responderán con más abuso.
No se puede razonar con un abusador.
Pocas personas entienden realmente el abuso verbal. Las personas que están expuestas a él normalmente no se dan cuenta de que están tan expuestas. Y desean desesperadamente que los demás se comporten de forma racional. Entienden la ira y la irritación cuando hay buenas razones para ello. Entienden que no todos nos llevamos bien todo el tiempo. Pero no ven que cuando alguien abusa verbalmente, sus acciones no se basan en la razón en absoluto.
Responder eficazmente al abuso verbal requiere reconocerlo cuando ocurre y darse cuenta de que no tiene ningún sentido intentar razonar con el abusador.
Un abusador verbal definirá tu realidad, decidirá lo que puedes o no puedes hacer, y te tratará como una parte (a sus ojos) fea de sí mismo, una parte que tiene que socavar para mantener su propio sentido de sí mismo.
Sólo hay una manera de acabar con el abuso verbal: Llamar la atención del maltratador.
Si eso no funciona, la única salida es irse, tan rápido como se pueda.
Berit «Brit» Brogaard es la autora de On Romantic Love
.