Hay varias razones por las que puede bostezar en el gimnasio – y probablemente no sea porque esté aburrido.
En primer lugar, es posible que su cerebro necesite refrescarse. Algunos investigadores creen que bostezar ayuda a enfriar el cerebro al aumentar simultáneamente el flujo de sangre al cráneo e introducir sangre más fría en el cerebro, dice el neurocientífico evolutivo Andrew Gallup, PhD, profesor asistente de psicología en SUNY Oneonta. Los entrenamientos de fuerza y cardio aumentan el calor tanto en el cuerpo como en el cerebro, lo que puede desencadenar esta respuesta de enfriamiento.
El bostezo también está influenciado por la temperatura ambiental, por lo que es probable que bosteces más cuando tienes calor. Sin embargo, si te ejercitas en un gimnasio caluroso o al aire libre bajo el sol, es posible que dejes de bostezar cuando la temperatura aumente más allá de un determinado nivel.
«A temperaturas elevadas, inhalar profundamente el aire ambiental que es igual o superior a la propia temperatura cerebral y corporal ya no proporcionaría un efecto de enfriamiento y podría ser contraproducente», explica Gallup.
Una investigación reciente también ha descubierto que el bostezo puede estar conectado a la socialización. Si estás en una clase de fitness en grupo o en un entorno de gimnasio muy concurrido, podría ser una forma primitiva de conectar con la gente que te rodea.
Gallup subraya que el bostezo no debe interpretarse como un mero signo de aburrimiento o fatiga. Así que no luches contra el impulso de respirar profundamente: puede que te haga estar más alerta y aumentar tu rendimiento.