Esta iglesia parroquial y basílica menor de principios del barroco en el casco antiguo de Viena, también conocida como la Iglesia de Santa María Rotunda, es un sorprendente ejemplo del estilo barroco italiano con una exquisita bóveda de cañón.
La Orden Dominicana (también conocida como Orden de Predicadores) es una orden religiosa católica fundada por el sacerdote español Santo Domingo de Guzmán (8 de agosto de 1170 – 6 de agosto de 1221) en Francia, aprobada por el Papa Honorio III el 22 de diciembre de 1216. La Orden de los Dominicos surgió en una época en la que la religión comenzó a ser contemplada de una nueva manera.
En la Edad Media la forma de vida monástica establecida era en una comunidad aislada tras los muros de un claustro donde los miembros trabajaban en un oficio y poseían propiedades, como tierras, edificios y otros objetos de riqueza. En cambio, las órdenes mendicantes no trabajaban en un oficio y abrazaban un estilo de vida de pobreza. Viajaban y vivían entre la gente y, sobre todo, dependían para su supervivencia de la buena voluntad de las personas a las que predicaban. Su objetivo era la predicación, la evangelización y el ministerio, especialmente entre los pobres, tomando como ejemplo a los primeros apóstoles. De este ideal surgieron dos órdenes de frailes mendicantes: una, la de los Frailes Menores, dirigida por Francisco de Asís; la otra, la de los Frailes Predicadores, dirigida por Domingo de Guzmán.
La primera iglesia en este lugar fue construida por los recién llegados dominicos cerca de una de las puertas de las murallas de Viena en 1237. Una serie de incendios en la iglesia románica instigó la construcción de una nueva iglesia gótica entre 1283 y 1302. Sin embargo, este segundo edificio corrió la misma suerte, ya que sufrió graves daños durante el primer asedio de Viena por el ejército turco en 1529. El edificio actual se construyó entre 1631 y 1634 con la participación de artesanos y artistas italianos. Cuenta con seis capillas laterales, cada una de ellas dedicada a un santo, que aparecen retratados en las pinturas sobre los altares: Santa Catalina de Siena, Tomás de Aquino, Santa Rosa de Lima, Santa Ana, San Vicente Ferrer y Santa Catalina de Alejandría. Los frescos de la bóveda de cañón de Matthias Rauchmiller (1675) representan 46 escenas de la vida de la Virgen.