Introducción
La protesta social es una forma de expresión política que busca provocar un cambio social o político influyendo en los conocimientos, actitudes y comportamientos del público o en las políticas de una organización o institución. Las protestas suelen adoptar la forma de exhibiciones públicas abiertas, manifestaciones y desobediencia civil, pero también pueden incluir actividades encubiertas como peticiones, boicots/compras, grupos de presión y diversas actividades en línea. Las actividades de protesta están motivadas tanto por recompensas individuales (que incluyen una variedad de beneficios y gratificaciones personales) como por incentivos colectivos (beneficios que obtiene una gran clase de individuos que no incluye necesariamente a todos los manifestantes individuales). La mayoría de las protestas representan los intereses y problemas colectivos de grupos activistas, coaliciones o movimientos sociales que desafían a las instituciones dominantes. En el proceso, cumplen una serie de importantes funciones democráticas, como proporcionar oportunidades de participación y expresión a los individuos, y como motor potencial de cambio social para las comunidades y las naciones. La comunicación es fundamental para el éxito de un grupo de protesta, ya que facilita el intercambio de información, la movilización, la coordinación, la integración, la formación de la identidad y muchas otras funciones esenciales. Investigadores de los campos de la comunicación, la ciencia política y la sociología contribuyeron a esta literatura e investigaron una variedad de tipos de protestas: antiguerra, medioambientales, raciales, de derechos civiles y de género, por nombrar algunas. La investigación examina el contenido de la cobertura informativa de la protesta social, así como sus antecedentes y consecuencias. La investigación sobre el contenido de las noticias de protesta es mucho más abundante que la investigación sobre los efectos de dicho contenido. Dichas investigaciones no sólo han puesto de manifiesto los límites de la cobertura tradicional de los medios de comunicación, sino que también ofrecen esperanza en forma de optimismo respecto a los beneficios de las nuevas tecnologías digitales de comunicación. En los diez años transcurridos desde la publicación original de este artículo, la investigación sobre comunicación sigue explorando diversos contextos de protesta social y hace hincapié en el impacto de los medios sociales incluso más que antes. Aunque los investigadores comparten los antecedentes teóricos de la investigación clásica sobre los movimientos sociales, la rápida evolución del panorama mediático invita a debatir sobre la capacidad de las teorías clásicas para explicar adecuadamente las protestas contemporáneas altamente mediadas. Por ejemplo, es posible que la cobertura de las protestas esté pasando del encuadre episódico al temático, ya que el análisis de las noticias y el periodismo cargado de opinión suplantan las formas tradicionales de las noticias duras. El ascenso de los medios de comunicación partidistas y la aparición de bots en las redes sociales pueden aumentar la susceptibilidad del público a la desinformación y la manipulación. Por último, las protestas en la era moderna son más caóticas, menos predecibles y cada vez más globales. En el momento de redactar este artículo, se están produciendo protestas en todo el mundo en apoyo del movimiento Black Lives Matter (Las vidas negras importan) tras la muerte de George Floyd a manos de la policía, lo que sugiere el potencial de la protesta social para influir en las percepciones del público y lograr un cambio social significativo. Dada la frecuencia y la escala sin precedentes de las protestas sociales en todo el mundo y la rápida evolución de los sistemas de medios de comunicación en la era digital, la teoría y la investigación sobre los medios de comunicación y la protesta social pueden tener un aspecto muy diferente en el transcurso de la próxima década.