La adicción es un trastorno mental y fisiológico caracterizado por el uso continuado de una sustancia a pesar de que te afecta negativamente (1).
Las personas pueden volverse adictas a una variedad de sustancias y comportamientos, incluyendo drogas, medicamentos recetados, sexo y uso de smartphones.
Sin embargo, la adicción a los refrescos no tiene una definición oficial, y actualmente no hay suficiente evidencia para sugerir que es un verdadero trastorno.
Para los propósitos de este artículo, la adicción a los refrescos, o la dependencia de los refrescos, se puede definir como beber cantidades excesivas de refrescos sin ser capaz de dejar o moderar su consumo – incluso si se experimentan efectos negativos.
Las adicciones a los alimentos -incluida la adicción a los refrescos- pueden tener muchos comportamientos en común con la adicción a las drogas (2).
Debido a que los refrescos contienen varias sustancias potencialmente creadoras de hábito como la cafeína, el sodio y el azúcar o los edulcorantes artificiales, es más fácil volverse dependiente de los refrescos de lo que se piensa (3, 4, 5, 6).
Síntomas
Los síntomas de la dependencia de los refrescos están relacionados principalmente con el funcionamiento de su cerebro y su sistema nervioso. Por ejemplo, los síntomas que puedes experimentar incluyen:
- fuertes antojos
- una sed que sólo puede satisfacerse con refrescos
- una preocupación mental por beber refrescos
- la incapacidad de moderar su consumo de refrescos
Otro síntoma es experimentar síntomas de abstinencia, como dolor de cabeza, irritabilidad, estado de ánimo deprimido o aturdimiento, cuando no puede tomar refrescos.
Efectos secundarios
La dependencia de los refrescos puede tener varios efectos secundarios.
Los refrescos son ácidos y, con el tiempo, pueden decolorar tus dientes y desgastar el esmalte, debilitando así tus dientes y haciéndote más propenso a las caries y otros problemas dentales (7).
Si bebes refrescos con todo el azúcar en lugar de refrescos de dieta, este problema se magnifica porque el azúcar alimenta las bacterias que forman la placa, acelerando así el proceso de caries (8).
El ácido fosfórico de los tipos de refrescos oscuros también puede contribuir a la osteoporosis, una enfermedad caracterizada por la fragilidad de los huesos (9).
Además, el consumo excesivo tanto de refrescos normales como dietéticos puede provocar un aumento de peso no deseado.
Los refrescos con todo el azúcar contienen unas 100 calorías -todas ellas procedentes del azúcar- por cada porción de 8 onzas (240 ml). Esto significa que si se beben grandes cantidades -por ejemplo, 16 onzas (480 mL) con cada comida- se podrían tomar fácilmente 600 calorías extra o más al día (10).
Los estudios también han relacionado el consumo de refrescos dietéticos con el aumento de peso. Esto puede estar relacionado con los efectos de los edulcorantes artificiales en la salud intestinal y los antojos de alimentos y bebidas dulces (11, 12).
Independientemente de la causa, el consumo excesivo de azúcar puede causar un aumento de peso no deseado y aumentar el riesgo de diabetes tipo 2 y enfermedades del corazón (13, 14).
El consumo de refrescos azucarados también se ha relacionado con el desarrollo de la enfermedad del hígado graso no alcohólico tanto en adultos como en niños (15, 16).
Resumen
La adicción a los refrescos puede definirse como el hecho de beber cantidades excesivas de refrescos y ser incapaz de dejarlos. Puede causar una serie de problemas de salud física, como el aumento de peso no deseado y la caries dental.