La película 300 de 2006 narraba la fantástica historia de la batalla de las Termópilas en el año 480 a.C., cuando un puñado de espartanos luchó contra la totalidad de los ejércitos de Persia durante tres días. Pero, ¿fue tan desigual como sugiere la leyenda?
En resumen, no tanto como se sugiere. Es cierto que sólo había 300 soldados espartanos en la batalla de las Termópilas, pero no estaban solos, ya que los espartanos habían formado una alianza con otros estados griegos. Se cree que el número de griegos estaba más cerca de los 7.000. El tamaño del ejército persa es controvertido. Heródoto, del siglo V, afirmó que eran más de dos millones, pero es más probable que fueran entre 100.000 y 300.000, por lo que los griegos seguían teniendo unas probabilidades abrumadoras.
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Con este enorme ejército, Jerjes I de Persia pretendía invadir y conquistar toda Grecia, pero el rey Leónidas de Esparta le salió al encuentro en el estrecho paso costero de las Termópilas, conocido como las Puertas Calientes, donde la superioridad numérica de Persia no contaba para nada. Un mensajero amenazó a un general espartano diciendo: «Nuestras flechas taparán el Sol», a lo que el general respondió: «Entonces lucharemos a la sombra». Las fuerzas de Leónidas mantuvieron a raya a los persas durante dos días completos.
Los espartanos eran guerreros brutales, educados para no rendirse nunca ni mostrar debilidad. Cuando un embajador persa ordenó a los griegos que depusieran las armas, Leónidas contraatacó diciendo: «Venid y tomadlas».
Un griego llamado Efialtes traicionó a su país revelando un camino a los persas que les permitía flanquear a Leónidas. El rey espartano despidió a la mayor parte del ejército y formó una retaguardia de unos 1.500 hombres, entre los que se encontraban sus 300 espartanos, 700 tespios, 400 tebanos y algunos cientos más, muchos de ellos esclavos. Fueron aniquilados, pero este sacrificio permitió al grueso del ejército retirarse y reagruparse.
La invasión de Jerjes acabó en fracaso, ya que los griegos obtuvieron victorias decisivas en las batallas de Salamina y Platea.
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