En 2008, el Grupo Competidor se hizo con Elite Racing, la empresa que venía organizando el Rock ‘n’ Roll Marathon. Al año siguiente, 2009, una auditoría interna reveló que la organización benéfica en cuyo nombre se había organizado la carrera, Elite Racing Foundation for Children, Education & Medical Research, había estado mezclando indebidamente fondos con la empresa con ánimo de lucro Elite Racing. Además, descubrió que la fundación funcionaba «en muchos casos en beneficio de la empresa con ánimo de lucro» y que se había exagerado el papel de la organización benéfica en la celebración de las carreras. Como resultado, la carrera se había beneficiado indebidamente de cientos de miles de dólares en subvenciones y ayudas públicas. Al anunciar los resultados de la auditoría, Competitor dijo que devolvería 190.500 dólares al condado de San Diego y 152.544 dólares a la ciudad de San Diego, gastaría el resto de los fondos de la fundación en causas de salud y bienestar, presentaría declaraciones de impuestos modificadas y disolvería la fundación. Competitor Group realizó los últimos pagos en octubre de 2009. En total, la empresa devolvió 344.176 dólares a la ciudad y al condado.
En septiembre de 2014 la profesora de la Facultad de Derecho de la Universidad de San Luis, Yvette Joy Liebesman, demandó a Competitor Group, alegando una violación de la Ley de Normas Laborales Justas en el manejo de los voluntarios para la carrera de octubre de 2012 en San Luis. La demanda colectiva alega que la empresa se asocia con organizaciones benéficas para crear un «barniz de reclutamiento de mano de obra gratuita», pero los eventos de la carrera tienen fines de lucro y no tienen un propósito benéfico según la ley. La empresa pidió al juez que desestimara la demanda, pero esta fue denegada, permitiendo que la demanda siguiera adelante.