Los eructos excesivos, la hinchazón abdominal y la flatulencia hicieron que una mujer de 89 años buscara atención médica. Informó de que estos síntomas, que antes eran leves e intermitentes y tenían 20 años de duración, habían empeorado durante los últimos 2 años. Debido a los antecedentes de ansiedad de la paciente, los síntomas gastrointestinales se habían atribuido a la aerofagia inducida por la ansiedad. El historial médico también incluía depresión, degeneración macular en fase inicial y demencia de Alzheimer. No había náuseas, vómitos, saciedad precoz, diarrea ni pérdida de peso. La paciente tomaba vitamina E, donepezilo y paroxetina. No tenía alergias. A pesar de los constantes eructos, la paciente no estaba angustiada. Su memoria a corto plazo era pobre, y la visión central en ambos ojos estaba disminuida. Los resultados de la exploración no eran destacables; el abdomen era normal. El tono del esfínter rectal era bueno; las heces eran marrones y negativas. Una serie gastrointestinal superior reveló un divertículo duodenal de 3 cm con múltiples divertículos del intestino delgado. Los divertículos son fuentes potenciales de sobrecrecimiento bacteriano. La excesiva fermentación bacteriana de los hidratos de carbono provoca un aumento de la producción de gases. Una prueba de aliento mostró niveles anormalmente altos de hidrógeno. Los doctores Mubashir Shah, Khalid Aziz y Joel Levine, de Farmington, Connecticut, diagnosticaron un síndrome de sobrecrecimiento bacteriano con producción excesiva de gases. La paciente recibió antibióticos y sus síntomas se resolvieron. La única fuente de hidrógeno en el intestino es el metabolismo bacteriano de las sustancias fermentables exógenas, como los oligosacáridos no digeridos de las frutas y las verduras -especialmente las legumbres- y los polisacáridos no digeridos del trigo, la avena, las patatas y el maíz.1 Las bacterias productoras de hidrógeno se limitan normalmente al colon; sin embargo, los pacientes que padecen síndromes de sobrecrecimiento bacteriano graves producen hidrógeno en el intestino delgado y en el colon. Las personas con trastornos intestinales que no pueden absorber completamente los hidratos de carbono y las proteínas también producen mayores cantidades de hidrógeno colónico.2 Las bacterias fecales producen hidrógeno durante la fermentación de las mucoproteínas. La elevada excreción de hidrógeno en ayunas observada en algunas personas con sobrecrecimiento bacteriano del intestino delgado o con esprúe celíaco no tratado se ha atribuido a la mayor disponibilidad de moco.3,4 Los eructos crónicos suelen ser un trastorno funcional. Los pacientes con estrés emocional o los que tienen molestias torácicas o abdominales por cualquier causa pueden quejarse de eructos frecuentes e involuntarios. Los eructos aparentemente alivian de forma transitoria la angustia del paciente. Sin embargo, si parte del aire tragado entra en el estómago y los intestinos, pueden producirse molestias y desarrollarse un círculo vicioso. Reservar la evaluación radiográfica y los estudios de laboratorio para los pacientes que presenten quejas adicionales que sugieran una patología torácica o abdominal. Si no hay ninguna enfermedad asociada, asesore al paciente y explíquele detalladamente el mecanismo de la aerofagia. Este conocimiento puede romper el círculo vicioso; aunque los eructos pueden continuar, la angustia disminuye cuando se comprende el origen benigno de su eructación. Recomiende a los pacientes que mastiquen en lugar de engullir los alimentos, que coman y beban lentamente y que eviten masticar chicle.