Después de la transferencia es normal que tomes más nota de tu cuerpo de lo que sueles hacer, pero no todo lo que ocurre tiene un significado concreto
Una vez transferido el embrión, es necesario esperar dos semanas antes de la prueba de embarazo. Durante este tiempo, es completamente natural que la mujer tome nota de todos los cambios en su cuerpo. Es un momento en el que las emociones empiezan a ser muy intensas y la más mínima sospecha sobre un síntoma concreto provocará ansiedad: ¿significa que algo va mal? La doctora Marta Trullenque, miembro de nuestro equipo médico, ofrece una respuesta.
«Ante todo, es muy importante recordar que no existen síntomas que signifiquen nada en concreto», dice la doctora Trullenque. «Evidentemente, un sangrado profuso y continuo de apariencia similar a la menstruación podría indicar que el embarazo no ha llegado a término, pero el resto de síntomas no tienen un significado claro», añade.
Los síntomas físicos más comunes
Sangrado: el manchado -en todos los casos con menor cantidad de sangre que durante la menstruación- tras la transferencia embrionaria es normal y suele desaparecer en dos o tres días. Generalmente se debe al paso de la trompa por el cuello del útero. Si se producen estos síntomas, no hay que asustarse, son completamente normales.
Mareos, hormigueos, ventosidades o dolores abdominales y lumbares: estos síntomas son bastante normales después de una transferencia de embriones. Se deben en gran medida a la estimulación ovárica que se ha realizado a la mujer, sobre todo en los casos de fecundación in vitro con sus óvulos. También pueden aparecer como consecuencia de la punción folicular o de la preparación para la menstruación. En el caso de recibir óvulos de una donante, los mareos pueden deberse al tratamiento hormonal. Además, el estrés generado durante este tiempo de espera también puede ser responsable de los mareos.
Hinchazón y endurecimiento de los pezones: es un síntoma habitual tras la administración de hormonas antes de la transferencia de embriones, concretamente estrógenos y progesterona. Ambos pueden provocar retención de líquidos y sensación de hinchazón y pesadez.
«Ante este tipo de molestias y dolores», dice el doctor Trullenque, «se pueden administrar analgésicos como el paracetamol». «Son seguros y le ayudarán a sentirse mejor», añade. Sólo es necesario acudir al médico en caso de sangrado profuso, temperatura elevada (superior a 38 grados) o dolor persistente que no desaparece con los analgésicos.
Las sensaciones más habituales
Además de los síntomas físicos, la espera tras la transferencia de embriones también hace mella en las emociones de la mujer. Nerviosismo, ansiedad, insomnio o una sensación de inestabilidad provocada por el proceso y su resultado pueden desarrollarse en este momento.
«Este periodo de espera de 14 días es un momento intenso en cuanto a emociones», dice el doctor Trullenque. «Solemos recomendar a nuestros pacientes que mantengan la mente ocupada, que lleven una vida completamente normal y que eviten esfuerzos físicos importantes», añade. «A veces conviene recordar que si el embarazo se consiguiera con métodos naturales, la mujer no cambiaría su estilo de vida hasta saber que está embarazada».
No es aconsejable el reposo absoluto, pero sí evitar el ejercicio intenso y las actividades que provocan sacudidas como el running o el aeróbic. «Lo más importante es que la mujer haga cosas que le alejen de lo que está ocurriendo y la hagan sentir bien», dice el doctor Trullenque.
En el caso de experimentar una profunda ansiedad, se pueden administrar productos naturales como la raíz de valeriana o las Flores de Bach para hacer más fácil el afrontamiento de este periodo de espera. «Lo mejor es llevar una vida normal, para afrontar los días que seguirán a la transferencia con abundante energía y optimismo natural», concluye el doctor.
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