Antecedentes: La transfusión de plaquetas es un aspecto crítico y a menudo necesario en el tratamiento del cáncer. Los recuentos bajos de plaquetas conducen con frecuencia a complicaciones hemorrágicas; sin embargo, los fármacos utilizados para combatir la malignidad conducen comúnmente a la disminución de la producción y destrucción de la propia célula cuya función es esencial para detener la hemorragia.
La transfusión de productos plaquetarios alogénicos ayuda a promover la hemostasia, pero la aloinmunización puede dificultar el manejo de otras complicaciones asociadas al cáncer.
Métodos: Se revisó la literatura relacionada con la transfusión de plaquetas en pacientes con cáncer.
Resultados: El almacenamiento de las plaquetas, la dosificación, las indicaciones de transfusión y la respuesta a la transfusión son temas esenciales que los profesionales de la salud deben comprender porque muchos pacientes con cáncer requerirán transfusiones de plaquetas durante el curso del tratamiento.
El estudio y la diferenciación de la refractariedad plaquetaria no inmunomediada en comparación con la inmunomediada son vitales porque el manejo de las plaquetas es diferente entre los tipos de refractariedad.
Conclusiones: Una combinación de la utilización adecuada del inventario de plaquetas y de las pruebas de laboratorio, junto con la comunicación entre los que atienden a los pacientes con cáncer y los que proporcionan productos sanguíneos, es esencial para una atención eficaz de los pacientes.
Introducción
Las plaquetas son células anucleadas discoides que miden de 3 a 5 μm en su diámetro mayor. Se derivan de los megacariocitos de la médula ósea y contienen antígenos ABO en su superficie.
Las plaquetas son un componente esencial de la hemostasia porque son responsables de formar un tapón plaquetario, proporcionar un marco para la formación de coágulos de fibrina y secretar citocinas y factores de crecimiento.1
Las plaquetas expresan antígenos de glóbulos rojos A y B, antígeno leucocitario humano (HLA) de clase I y antígenos específicos de las plaquetas (p. ej., antígeno plaquetario humano) en su superficie.2,3
Las plaquetas están disponibles a partir de 2 fuentes basadas en el método en el que se recogen: plaquetas por aféresis y plaquetas derivadas de sangre total. Las plaquetas por aféresis se obtienen a través de un dispositivo de recogida por aféresis de un único donante.
A menudo, se pueden adquirir 2 o 3 unidades de plaquetas por aféresis durante este único evento de recogida; cada una de estas unidades se considera una dosis para adultos. Las plaquetas derivadas de la sangre total se adquieren de la porción de concentrado de plaquetas de una donación de sangre total. Habitualmente, se juntan de 4 a 6 concentrados de plaquetas para obtener una dosis típica.4
Tanto las unidades de plaquetas de aféresis como las de plaquetas derivadas de sangre total juntadas deben contener un mínimo de 3 × 1011 plaquetas por bolsa. Estos 2 productos tienen efectos clínicos similares y pueden utilizarse indistintamente.2,5
La leucorreducción de las plaquetas proporciona varios beneficios, incluyendo la reducción de (1) la tasa de aloinmunización plaquetaria, (2) la transmisión de citomegalovirus debido a la transfusión y (3) las reacciones febriles no hemolíticas a la transfusión.2
Almacenamiento y dosificación
Las plaquetas se almacenan en el banco de sangre a temperatura ambiente (68-75°F ) en un rotador de plaquetas para facilitar el intercambio de oxígeno.
Principalmente debido a su riesgo de contaminación bacteriana (riesgo aproximado: 1 por cada 1.000 unidades), las plaquetas tienen una vida útil de 5 días; el día de la recogida se considera día 0.6 Los voluntarios que donan sangre se someten a pruebas de detección del VIH, la hepatitis B y C, y las infecciones por el virus del Nilo Occidental, y los centros de extracción de sangre también deben examinar todos los productos de plaquetas para detectar bacterias,7,8 ya sea mediante cultivos bacterianos o evaluando el crecimiento bacteriano mediante la medición del consumo de oxígeno.1
Una dosis de plaquetas debería aumentar el recuento de plaquetas de un adulto de tamaño medio entre 35.000 y 40.000/μL,9 y este incremento puede medirse con un recuento de plaquetas posterior a la transfusión o un recuento sanguíneo completo.
En pacientes adultos, las plaquetas se dosifican en unidades. La dosificación de plaquetas para pacientes pediátricos puede realizarse en función del peso corporal (dosis típica de plaquetas pediátricas, 5-10 mL/kg).5