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Vas a querer hacerte amigo de un cuervo después de leer esto

9 de mayo de 2017

En 2014 una joven de Seattle se convirtió en una sensación de internet después de que se hiciera amiga de un grupo de cuervos sólo por alimentarlos. La familia de la niña relató que durante los siguientes dos años, a modo de intercambio -o simplemente por pura amistad- las aves le dejaban a la pequeña Gabi pequeños objetos, a menudo brillantes, que según la familia eran regalos.

Los cuervos te traen regalos historias

Inspirado por esa historia, el usuario de Reddit saroj7878 decidió ver si podía crear una relación similar con algunos cuervos que frecuentan su lugar de trabajo.

«Inspirado por un viejo post de Reddit, empecé a alimentar con nueces de bar a estos cuervos que son habituales del patio de un bar en el que trabajo. Mi colección de regalos finalmente comenzó después de 3 meses.»

Los cuervos te traen regalos

Funcionó!

«Bueno, empecé a notar estos cuervos en el patio», escribió. «La segunda vez después los volví a ver. Rápidamente empecé a tirar nueces brasileñas. Se las llevaron todas. No los vi durante más de un mes. Luego, de nuevo, ahí estaban. Siempre dos de ellos. Me aseguré de que me vieran mientras colocaba la comida. Luego, cada lunes o martes empecé a verlos. El mismo proceso. Esta última semana tenían estas cosas justo donde puse el bol de las nueces. Mi cumpleaños es este viernes. Creo que lo saben hombre. Jajajaja. Pero ya eso era todo. Sólo asegúrate de que te vean sacando comida fuera. Harás amigos»

Otros se sumaron con su propia historia de «amistad con un cuervo». El usuario gcm6664 escribió:

«Cuando era niño, y estamos hablando de 1975, vivíamos en una montaña, en una zona muy rural. No sabía nada de los cuervos y por supuesto no había internet ni nada.

De todos modos un día mi hermano y yo estábamos solos y había una gran tormenta, así que estábamos bastante encerrados en la cabaña. Mi hermano se asoma a la ventana y empieza a gritarme que venga a ver. Justo en nuestro patio, posado en un tocón había un gran cuervo. Sentado allí, empapado por un torrente de agua que caía del cielo. Nos imaginamos que estaba en problemas, pero no pensamos que pudiéramos atraparla.

Aún así, cogimos una manta y salimos al patio. nos acercamos sigilosamente por detrás y le echamos la manta por encima y la metimos en casa. Sorprendentemente parecía feliz de estar en una agradable y cálida sala de estar. Seguro que le dimos de comer y por supuesto se secó.

Bueno, durante el resto del tiempo que vivimos allí «Leanor», como se la conocía ahora, fue nuestra amiga. Pasaba casi todo el tiempo en nuestro patio o en los alrededores de la casa. Todas las mañanas, cuando salía a esperar mi viaje a la parada del autobús, Leanor estaba allí pasando el rato conmigo.

Algunas veces salía volando y se iba Dios sabe dónde. Pero siempre volvía. Me permitía a mí o a mi hermano acercarnos lo suficiente para acariciarla, pero a nadie más.

De todos modos, puedo dar fe de que un cuervo puede convertirse en un amigo.»

El usuario Blueshockeylover escribió:

«Solía hacer un bucle de footing en mi barrio y, cuando terminaba, me sentaba en la entrada de mi casa y escuchaba a la señora de al lado (concertista de piano) practicar. Leía el periódico, me tomaba un café y me refrescaba. Bueno, teníamos cuervos en el barrio y les daba de comer trozos de pan mientras me sentaba a disfrutar de la música. Tiempo terapéutico para mí.

Esto duró semanas. Correr, sentarse, dar de comer… enjabonar y repetir. Soy una criatura de hábitos y haría la misma hora y la misma ruta día tras día. Un día estoy trotando el último cuarto de milla de la recta, pero esta vez mi carga se agotó, así que no hay melodías. Pero oigo un ruido que no parece el ruido normal de la calle. Me quito los auriculares y resulta que es uno de los cuervos que vuela a un metro y medio por encima de mi cabeza graznando. Nunca lo había oído, ya que tenía la música a tope. Resultó que el pájaro me recogía a una milla de casa y volaba conmigo todo el camino.

Lo hacía cada vez que corría durante tres años hasta el día en que me mudé.»

Sí. Hacerme amigo de un cuervo acaba de ser añadido a mi lista de deseos.

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