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La obra Fences, de August Wilson, no sólo trata de la difícil relación entre padres e hijos, y de la decepción y las luchas con las que todas las personas se enfrentan, sino que también aborda cuestiones fundamentales de igualdad y decencia. Estas cuestiones estaban en el centro del discurso estadounidense de los años 50 y 60, creando cambios radicales en la sociedad.

El presidente Dwight Eisenhower firmando la Ley de Derechos Civiles de 1957

La Ley de Derechos Civiles de 1957, el año en el que se desarrolla Fences, fue una de las primeras leyes importantes que trataban la igualdad racial desde la Reconstrucción tras el fin de la Guerra Civil en 1865.

A pesar de las libertades prometidas por la victoria del Norte en la Guerra Civil, el fantasma de las leyes Jim Crow -las normas que codificaban la separación de las razas- perseguía a los afroamericanos en todo el país, pero con mayor virulencia en el Sur.

La Ley de Derechos Civiles tenía como principal objetivo garantizar la igualdad de acceso de los afroamericanos al voto -sólo un 20% de los afroamericanos estaban registrados para votar en el momento en que la ley entró en vigor. A medida que Jim Crow se afianzaba en el Sur, las prácticas de voto discriminatorias, como las pruebas de alfabetización y los impuestos electorales, y la intimidación directa privaban del derecho al voto a los votantes negros. Cuando el Tribunal Supremo eliminó la segregación en las escuelas en 1954 mediante la decisión Brown vs. Board of Education, algunas ciudades del Sur lanzaron una avalancha de violencia contra los afroamericanos, incluyendo atentados y linchamientos.

El presidente Dwight Eisenhower impulsó la equidad en las urnas como un derecho fundamental de los estadounidenses. La legislación permitiría a los estados establecer sus propias reglas electorales individuales, mientras que el gobierno federal aseguraría la protección de los votantes en las elecciones para cargos nacionales, como la presidencia. Además, se formaría una comisión de dos años de duración para examinar las cuestiones relacionadas con los derechos civiles.

Sin embargo, el líder de la mayoría del Senado, Lyndon Johnson, un demócrata de Texas, comprendió la división que la ley causaría entre el partido demócrata -en términos muy generales, los legisladores del Norte apoyaban el naciente movimiento por los derechos civiles, mientras que los del Sur no- y buscó la manera de aminorar el impacto del proyecto de ley y, al mismo tiempo, permitir que saliera adelante. Los legisladores sureños del Comité Judicial del Senado destruyeron algunos aspectos de la ley en nombre de los derechos de los estados y limitaron la capacidad del gobierno federal para hacer cumplir los aspectos de la ley en vigor. La comisión fue casi desdentada desde el principio, ya que la confirmación de los comisionados por parte del Congreso se retrasó durante meses y la financiación fue casi inexistente.

Aunque la ley era limitada en cuanto a su alcance y aplicación, indicaba por primera vez en casi un siglo una voluntad por parte del gobierno federal de adoptar un papel más activo en la promulgación de los derechos civiles. Sin este primer paso, no habría sido posible que se produjera la Ley de Derechos Civiles de 1960, una legislación más sustantiva.

– Steve Scarpa

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