Aspectos básicos – Dolor de la cintura pélvica en el embarazo

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El dolor de la cintura pélvica (DPC) es una afección importante del embarazo y el posparto, ya que aproximadamente una de cada cinco mujeres experimenta cierto grado de malestar pélvico.

Una parte de ellas tendrá un dolor intenso que puede persistir hasta bien entrado el período posparto. Es importante que los médicos de cabecera estén atentos a las pistas de diagnóstico y optimicen el tratamiento de forma temprana para ayudar a reducir la morbilidad tanto de la madre como del niño.

Se han utilizado varios términos para describir las condiciones relacionadas con el dolor pélvico en el embarazo, como la disfunción de la sínfisis púbica y la hipermovilidad pélvica. PGP es el término que se utiliza ahora para englobarlos.

1. Causas
Se cree que los factores que contribuyen a la aparición del PGP incluyen los cambios posturales y la alteración del centro de gravedad que se producen con el embarazo, la influencia de la hormona relaxina relacionada con el embarazo en las articulaciones pélvicas y el aumento del peso y la posición del bebé en crecimiento.

Sin embargo, como no todas las mujeres embarazadas desarrollan PGP, parece que estos factores sólo adquieren importancia en las personas susceptibles. Entre las mujeres de riesgo se encuentran aquellas con antecedentes de PGP, dolor lumbar o cualquier traumatismo pélvico anterior.

La incidencia también parece aumentar en los embarazos pluriparentales y en las mujeres que operan bajo altos niveles de estrés en el trabajo.

Se ha demostrado que otros factores, como el uso de píldoras anticonceptivas, la altura, el peso y el hábito de fumar, no afectan al riesgo de desarrollar PGP.1

2. Inicio
El inicio del dolor suele producirse en las últimas etapas del embarazo, aunque puede comenzar en el primer trimestre. En ocasiones, el PGP es repentino y suele aparecer tras un episodio de traumatismo, como una caída, o un movimiento que ejerce presión sobre las articulaciones pélvicas.

En algunos casos, el inicio se produce tras la tensión pélvica del propio parto. Una idea errónea común es que el PGP es un fenómeno del embarazo solamente y que se resolverá espontáneamente una vez que nazca el bebé. Este es raramente el caso.

3. Características clínicas
El sello distintivo del PGP es el dolor persistente que se siente dentro de la pelvis. Puede sentirse en la sínfisis del pubis y/o en las articulaciones sacroilíacas y a menudo se irradia a la ingle, a la parte inferior del abdomen o a la parte superior del muslo.

El dolor suele empeorar con el movimiento excesivo o con periodos prolongados de estar sentado o de pie y se exacerba aún más al llevar o empujar una carga pesada. Las actividades normales, como vestirse, lavarse y moverse en la cama resultan dolorosas.

El PGP suele tener un gran impacto psicosocial, lo que puede suponer una tensión en la relación de la mujer tanto con su pareja como con el nuevo bebé.

En la exploración, suele haber una marcha de pato y un chasquido audible al moverse. La sínfisis púbica y/o las articulaciones sacroilíacas suelen estar sensibles y es habitual encontrar cierto grado de inflamación sobre la articulación.

La amplitud de movimiento de la cadera puede estar reducida en todas las direcciones, con una elevación activa de la pierna recta notablemente reducida. La prueba de Trendelenburg revela que es difícil o imposible ponerse de pie sobre una pierna.

4. Manejo
Las claves para un manejo exitoso son el diagnóstico temprano, la educación del paciente y un enfoque empático y de apoyo. La derivación temprana a fisioterapia es adecuada en los casos sospechosos.

En los casos establecidos durante el embarazo, es importante el manejo multidisciplinar con la participación de la matrona de la paciente y el equipo de partos.

La hidroterapia, la acupuntura y la terapia de masaje han demostrado ser beneficiosas.

5. Estrategias de autoayuda
Para evitar que el problema se agrave, las pacientes deben evitar estar de pie o sentadas durante mucho tiempo y evitar sentarse en sillas muy bajas. Deben evitar una mayor tensión en la pelvis, por ejemplo, durmiendo con una almohada entre las rodillas, manteniendo las rodillas juntas al rodar en la cama, rodando sobre su lado primero al levantarse de la cama y llevando las piernas con las rodillas juntas hasta el suelo antes de tirar de la parte superior del cuerpo en vertical.

Se debe aconsejar a los pacientes que se movilicen con regularidad pero que eviten el esfuerzo y los movimientos de torsión, flexión y agachada. Una buena guía es asegurar que todos los movimientos estén dentro de los límites del dolor y que se intercalen con periodos de descanso regulares.

La educación de los pacientes es vital. Se han creado grupos de pares para mujeres con PGP con el fin de educar y proporcionar apoyo con foros y debates en línea (ver recursos).

6. Alivio del dolor
Los analgésicos simples, como el paracetamol y los opiáceos de baja potencia, son útiles, aunque se debe aconsejar sobre el cuidado de no hacer un esfuerzo excesivo cuando los síntomas de dolor están enmascarados. Los opiáceos de mayor potencia pueden ser necesarios a la hora de acostarse.

Los AINEs suelen evitarse durante el embarazo, pero algunos AINEs (como el ibuprofeno) pueden ser útiles después del parto para algunas pacientes.

Las inyecciones de esteroides se consideran ocasionalmente, aunque hay poca evidencia actual que apoye su uso.

7. Fisioterapia
La fisioterapia es útil tanto en la evaluación como en el manejo del PGP y es segura en cualquier etapa del embarazo.

Los fisioterapeutas formados en el manejo del PGP pueden realizar un examen físico detallado utilizando pruebas de provocación para identificar áreas específicas de preocupación y desarrollar un plan de manejo en consecuencia.

Los fisioterapeutas utilizan la manipulación y la movilización para ayudar a estabilizar y fortalecer la parte inferior de la columna vertebral y la cintura pélvica, al tiempo que mejoran la movilidad y reducen el dolor.

Los fisioterapeutas también pueden enseñar ejercicios continuos y dar consejos sobre el cuidado de la espalda, la ergonomía y el levantamiento de objetos, al tiempo que recomiendan y proporcionan ayudas para caminar cuando sea necesario. A veces se entregan cinturones pélvicos para su uso a corto plazo con el fin de ayudar a sostener la cintura pélvica.

8. Investigaciones adicionales
Cuando los síntomas persisten a pesar de la fisioterapia y el tratamiento conservador, pueden ser necesarias investigaciones adicionales para identificar una causa alternativa, como la artritis o una lesión que ocupe espacio.

Las señales de alarma, como las alteraciones intestinales o de la vejiga, la debilidad de las extremidades inferiores o los cambios sensoriales persistentes o las enfermedades sistémicas, también pueden hacer que se realicen más investigaciones.

En el caso de la separación de la pelvis (diástasis), o en aquellos casos en los que el PGP persiste y no responde a los métodos conservadores, es apropiado remitir al paciente a la ortopedia, ya que puede ser necesaria la fijación quirúrgica.

9. Pronóstico
Para la mayoría de las mujeres, el PGP se resuelve unas semanas después del parto, pero para algunas puede durar meses o años con un impacto continuo en la vida diaria.

Estadísticas recientes sugieren que el 45% de todas las mujeres embarazadas y el 25% de todas las mujeres después del parto experimentan PGP.

De estas, el 25% sufre dolor severo durante el embarazo, con una discapacidad severa encontrada en el 8%. Después del embarazo, los problemas graves sólo persisten en el 7%.2 La recuperación puede durar hasta dos años.

Diagnóstico diferencial

  • Espondilitis anquilosante.
  • Otras artritis, incluidas las relacionadas con la enfermedad inflamatoria intestinal.
  • Lesiones que ocupan espacio.
  • Dolor referido por lesiones lumbares.
      • El Dr. Cumisky es un médico de cabecera en Bath, Somerset

        • 1. Vleeming A, Albert HB, Ostgaard HC, et al. European Guidelines on the diagnosis and treatment of pelvic girdle pain. Eur Spine J 2008; 17(6): 794-819.

          2. Wu WH, Meijer OG, Uegaki K, et al. Pregnancy-related pelvic girdle pain (PPP), I: terminology, clinical presentation and prevalence. Eur Spine J 2004; 13: 575-89.

          Recursos

          • The Pelvic Partnership. www.pelvicpartnership.org.uk
          • Pelvic Instability Network Scotland. www.pelvicinstability.org.uk

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