Una convulsión es causada por una actividad eléctrica repentina, anormal y excesiva en el cerebro. Por definición, las convulsiones neonatales se producen durante el período neonatal, es decir, durante los primeros 28 días de vida de un bebé a término. La mayoría se producen entre el primer día y la primera semana de vida del bebé. Los bebés prematuros o con bajo peso al nacer son más propensos a sufrir convulsiones neonatales.
Muchos de los signos visibles de las convulsiones neonatales -como los movimientos de masticación y de «bicicleta»- también se dan en recién nacidos sanos. Por lo tanto, suele ser necesario realizar pruebas para confirmar el diagnóstico.
Los resultados de los bebés que sufren convulsiones neonatales dependen del tipo de convulsión y de la causa subyacente. Algunas convulsiones neonatales son leves y de corta duración, por lo que no causan ningún problema de salud duradero. Sin embargo, las convulsiones prolongadas y no tratadas pueden causar daños permanentes debido a la disminución del flujo de oxígeno al cerebro y a la excesiva actividad de las células cerebrales. Las convulsiones neonatales suelen ser síntomas de una afección subyacente más grave, en particular una lesión cerebral. Por este motivo, los bebés que sufren convulsiones neonatales deben recibir una atención rápida y especializada.
Alrededor de la mitad de los bebés que sufren convulsiones neonatales desarrollarán epilepsia más adelante. Los que tienen convulsiones relacionadas con lesiones cerebrales o anomalías del desarrollo pueden tener más complicaciones, como parálisis cerebral, retraso mental y otros trastornos neurológicos. Estas afecciones son el resultado del daño cerebral subyacente, no de la convulsión en sí.
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Causas
Las convulsiones neonatales tienen una variedad de causas. Entre ellas se encuentran:
- La falta de oxígeno antes o durante el parto debido al desprendimiento de la placenta (desprendimiento prematuro de la placenta del útero), un parto difícil o prolongado, o la compresión del cordón umbilical
- Infección adquirida antes o después del nacimiento, como meningitis bacteriana, encefalitis vírica, toxoplasmosis, sífilis o rubéola
- Accidente cerebrovascular antes o después del nacimiento
- Coágulo de sangre en el cerebro
- Sangrado en el cerebro
- Defectos cerebrales de nacimiento
- Desequilibrios de azúcar en sangre o electrolitos
- Trastornos metabólicos como la enfermedad de la orina con jarabe de arce, la dependencia de la piridoxina o la fenilcetonuria (PKU)
- La abstinencia de drogas, que puede afectar a los bebés nacidos de madres adictas a los barbitúricos, el alcohol, la heroína, la cocaína o la metadona
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En raros casos, las convulsiones neonatales son causadas por una condición llamada convulsiones neonatales familiares benignas, también conocidas como convulsiones del quinto día o ataques del quinto día. Esta afección es hereditaria, y la madre o el padre del bebé también habrán padecido el trastorno. Muchos bebés con convulsiones neonatales familiares benignas se desarrollan con normalidad, aunque algunos pueden presentar retrasos en el desarrollo que se observan en la primera infancia.