Image caption Las imágenes de archivo de la BBC de los 1990s gives a sense of why Aleppo was once considered «the jewel of Syria» Aleppo floreció política y económicamente durante el siglo XVIII a.C. como capital del reino de Yamkhad, hasta que cayó en manos de los hititas.
Más tarde, se convirtió en una importante ciudad del periodo helenístico y en un puesto comercial clave para los comerciantes que transitaban entre el Mediterráneo y las tierras del este. Con el tiempo fue absorbida por el Imperio Romano y luego prosperó como centro de tráfico de caravanas bajo el dominio bizantino.
En el año 636 d.C., Alepo fue conquistada por las tropas árabes musulmanas. Unos 80 años después, durante el gobierno del califa omeya Sulaimán, se construyó su Gran Mezquita.
En el siglo X, Alepo se convirtió en la capital de la dinastía Hamdaní del norte de Siria, pero luego sufrió un periodo de guerra y desorden, ya que el Imperio Bizantino, los cruzados, los fatamíes y los selyúcidas lucharon por hacerse con su control y el de la región circundante.
Alepo no se recuperó hasta mediados del siglo XII. Luego, bajo el gobierno ayubí en el siglo XIII, la ciudad disfrutó de un periodo de gran prosperidad y expansión.
Pero esto llegó a un abrupto final en 1260, cuando Alepo fue conquistada por los mongoles. La ciudad sufrió entonces un brote de peste en 1348 y un devastador ataque de Timur en 1400.
En 1516, Alepo pasó a formar parte del Imperio Otomano. Pronto se convirtió en la capital de su propia provincia y surgió como un nexo de comercio entre Oriente y Europa.
El papel de Alepo como centro de tránsito para el comercio decayó a finales del siglo XVIII y se vio aún más obstaculizado por la demarcación de las fronteras de la Siria moderna por parte de Francia y Gran Bretaña -que aisló a la ciudad del sur de Turquía y del norte de Irak- y por la pérdida del puerto mediterráneo de Alejandría a manos de Turquía en 1939.
Después de la independencia de Siria, la ciudad se convirtió en un importante centro industrial que rivalizaba con la capital, Damasco, y su población creció de forma masiva, pasando de 300.000 a unos 2,3 millones de habitantes en 2005.
Hoy en día, la población de Alepo está formada principalmente por musulmanes suníes, la mayoría de ellos árabes, pero algunos kurdos y turcomanos. La ciudad también cuenta con la mayor población de cristianos de Siria, incluidos muchos armenios, así como con comunidades chiítas y alauitas.
Guerra de desgaste
Cuando las protestas antigubernamentales estallaron en toda Siria en marzo de 2011, las autoridades hicieron todo lo posible para que no prendieran en Alepo.
La amenaza de brutales represalias contribuyó a limitar las manifestaciones en gran medida a los barrios periféricos de la ciudad y a la universidad.