Más de 100 millones de adultos estadounidenses viven con prediabetes o diabetes tipo 2, según las últimas estimaciones de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC). Pero el número de personas que saben que padecen estas enfermedades -que pueden provocar complicaciones potencialmente mortales, como ceguera y enfermedades cardíacas- es mucho menor.
Los datos de los CDC sugieren que de los 30,3 millones de estadounidenses que se calcula que padecen diabetes de tipo 2, 7,2 millones, es decir, 1 de cada 4 adultos que viven con la enfermedad, no lo saben. Y entre las personas que viven con prediabetes, sólo el 11,6 por ciento son conscientes de que tienen la enfermedad.
La prediabetes se caracteriza por unos niveles de azúcar en sangre más altos de lo normal, aunque no lo suficientemente altos como para calificarse de diabetes. Los CDC señalan que esta afección suele desembocar en una diabetes de tipo 2 en toda regla en un plazo de cinco años si no se trata mediante modificaciones en la dieta y el estilo de vida.
La diabetes de tipo 2, que suele diagnosticarse cuando una persona tiene una A1C de al menos 7 en dos ocasiones distintas, puede dar lugar a problemas potencialmente graves, como neuropatía, o daños en los nervios; problemas de visión; un mayor riesgo de enfermedades cardíacas; y otras complicaciones de la diabetes. La A1C de una persona es la media de dos o tres meses de sus niveles de azúcar en sangre.
Según la Clínica Mayo, los médicos pueden utilizar otras pruebas para diagnosticar la diabetes. Por ejemplo, pueden realizar una prueba de glucemia en ayunas, que es una prueba de glucemia realizada después de una noche de ayuno. Mientras que un nivel de azúcar en sangre en ayunas inferior a 100 miligramos por decilitro (mg/dL) es normal, uno que esté entre 100 y 125 mg/dL señala prediabetes, y una lectura que alcance los 126 mg/dL en dos ocasiones distintas significa que se tiene diabetes.
Las personas con diabetes de tipo 2 en toda regla no son capaces de utilizar la hormona insulina de forma adecuada, y tienen lo que se llama resistencia a la insulina. La insulina es necesaria para que la glucosa, o el azúcar, pase de la sangre a las células para ser utilizada como energía. Cuando no hay suficiente insulina -o cuando la hormona no funciona como debería- la glucosa se acumula en la sangre en lugar de ser utilizada por las células. Esta acumulación de azúcar puede provocar las complicaciones mencionadas.
Puede ayudar a evaluar sus posibilidades de desarrollar diabetes tipo 2 solicitando a su médico una prueba de A1C, así como hablando con su familia sobre sus antecedentes de salud con la enfermedad, ya que su genética puede influir en su riesgo de diabetes.
Otros factores de riesgo de la diabetes tipo 2 son la obesidad, la inactividad, la edad avanzada, los antecedentes personales de diabetes gestacional y la raza, según la Clínica Mayo. Por ejemplo, si usted es hispano, afroamericano o asiático-americano, puede tener un mayor riesgo de padecer diabetes de tipo 2.
No obstante, puede prevenir la prediabetes y la diabetes de tipo 2 manteniendo un peso saludable; siguiendo una dieta sana rica en cereales integrales, fruta, verduras y proteínas magras; durmiendo lo suficiente; y haciendo ejercicio con regularidad.
Pero para evitar que la enfermedad progrese si ya la padece, primero hay que saber detectar los signos y síntomas de la diabetes cuando aparecen. Aunque algunos síntomas de la diabetes tipo 2 pueden no aparecer nunca, puede estar atento a los siguientes signos comunes de la enfermedad y alertar a su médico, especialmente si tiene alguno de los factores de riesgo comunes de la diabetes. Tenga en cuenta también que, aunque la mayoría de los signos de la diabetes tipo 2 son iguales en hombres y mujeres, existen algunas distinciones.