La terapia conductual es una de las metodologías más utilizadas en el tratamiento de las adicciones.1 Es muy eficaz y se puede utilizar en entornos individuales, grupales y familiares.1 Los enfoques se centran en varios aspectos de la adicción, incluyendo la motivación hacia la recuperación, el desarrollo de habilidades para la prevención de recaídas, la sustitución de comportamientos negativos y destructivos por otros saludables y productivos, la oferta de incentivos para los comportamientos deseables y la mejora de las relaciones con los demás.1
Los tipos de terapias conductuales para el tratamiento de la adicción incluyen la terapia cognitivo-conductual, la terapia conductual dialéctica, la entrevista motivacional, el manejo de contingencias, la facilitación de 12 pasos y la terapia conductual familiar.
Terapia cognitivo-conductual (TCC)
La terapia cognitivo-conductual (TCC) se desarrolló por primera vez como un enfoque clínico para el manejo de los trastornos del estado de ánimo, pero más tarde se adaptó para tratar el trastorno por uso de alcohol (TUA) otras formas de adicción también.1,2,3 La TCC se basa en la teoría de que ciertos patrones de pensamiento pueden contribuir a comportamientos desadaptativos (como el consumo continuado de sustancias), pero se puede lograr una disminución de dichos comportamientos mediante la identificación y el cambio de los pensamientos y las emociones negativas.1,2,3 Muchos estudios han demostrado que este tipo de tratamiento tiene beneficios que continúan incluso después de haber concluido el tratamiento.1
Una variedad de técnicas de TCC puede ayudar a reducir el consumo de sustancias, manejar los antojos y evitar las recaídas.1 Durante la reestructuración cognitiva, se le guía para que examine sus pensamientos, los discuta con un terapeuta, comprenda cualquier patrón inútil que aparezca y lo sustituya por pensamientos más útiles siempre que sea posible.1,2,3 Se aprende a identificar las situaciones que implican a personas, lugares o cosas que pueden tentarle a beber o consumir sustancias.
Otro objetivo de la TCC es desarrollar habilidades de afrontamiento que le ayuden a controlar los antojos y a manejar mejor las circunstancias que no pueden evitarse, de modo que se sienta cómodo diciendo que no.1,2 Se le anima a participar en actividades positivas y constructivas para llenar el tiempo que de otro modo pasaría bebiendo o participando en otros comportamientos no constructivos.2
Por último, un aspecto importante de la TCC es construir o fortalecer diversas habilidades -relaciones familiares u otras relaciones sociales, manejo de emociones, habilidades ocupacionales o de resolución de problemas- que pueden necesitar algún trabajo.2 Adaptado a sus necesidades individuales, este enfoque se logra a través de una combinación de educación, juegos de rol, asesoramiento individual y de grupo, y la práctica en el hogar.2